Que hable Neymar
El Barça recupera el optimismo tras el tuit de Piqué, pero considera que es al jugador brasileño al que le toca comunicar públicamente su decisión
Ya lo dijo Gary Cooper, “en las películas del oeste podías besar al caballo pero nunca a la chica”.
La frase surge a bote pronto a la conclusión del entrenamiento de ayer por la mañana en las instalaciones del New York Red Bulls en Nueva Jersey. El absurdo que vive el Barcelona durante esta gira americana, a costa del síndrome Neymar, resulta comparable al que experimentó el actor al afrontar guiones surrealistas en las relaciones cotidianas.
Cuando los jugadores abandonaron el vestuario de las instalaciones de Whinnapy y subieron al autobús rumbo al hotel, habían pasado más de doce horas desde que Gerard Piqué colgara su todavía no aclarado “Neymar se queda”. La frase, escuetamente significativa, aparece como pie de la foto conjunta, los dos efusivos.
El club calla porque cree que la pelota está en el tejado del brasileño –es un jugador con contrato–, Piqué calla –aseguran que a los directivos les sorprendió, en positivo– y el crack carioca calla, sin que se sepa la razón de su súbito silencio, tanto en vivo como en las redes sociales. El mensaje del Barça resulta más que evidente: que hable Neymar.
Lo que no quita que entre los dirigentes rebrotaran los tallos verdes del optimismo después del desastre del sábado. Esa jornada coincidieron en el aeropuerto el presidente Josep Maria Bartomeu, que regresaba a Barcelona, y el padre del jugador, que llegaba para ver a su hijo en acción contra la Juve. La cosa fue mal. Bartomeu le dijo que no podía haber más dinero y Neymar Sénior le informó de que peligraba la continuidad de su hijo y que cree llegado el momento de ser el líder de un proyecto como el que le promete el PSG parisino.
La directiva temió lo peor. Raül Sanllehí, director de fútbol del Barcelona y banderín de enganche del club con la familia, se pasó buena parte de la mañana del domingo tratando de convencer al padre de las bondades y beneficios de no romper nada. Luego
EL VASO MEDIO LLENO
ALBA Y EL MENSAJE
vino el tuit del noi de la casa.
No sólo Neymar no ha desmentido a Piqué, sino, aparentemente, todo lo contrario.
La sesión matinal de preparación de este lunes contaban con los primeros quince minutos en abierto para los medios de comunicación. El defensa y el atacante tenían más que constancia de que las cámaras tomaban nota de todos sus movimientos. Sabían que su escenificación iba a ser radiografiada plano a plano. Uno y otro se mostraron amigables, incluso juguetones. Sonrisas bajo la lluvia, porque caía un chaparrón memorable. Y el punto culminante, Piqué y Neymar abrazándose.
Deducción lógica: al brasileño no le molestó la interven-
Todo apunta a que Piqué no se tiró a la piscina y que su mensaje refleja un cambio de opinión del crack “No creo que sea una broma, espero que no, vaya... De esa foto habría que preguntarle a Gerard”
ción en la red social del catalán.
A Jordi Alba, el único de la plantilla que compareció ante la prensa, le plantearon que esto no se podía tratar de una broma. “No creo que sea una broma, espero que no, vaya,... De esa foto habría que preguntarle a Geri”, subrayó. Previamente matizó: “No sé, no puedo hablar de esto, tampoco te puedo decir nada porque no sé que han hablado”.
Según el lateral, “Ney está muy tranquilo, contento y feliz aquí”.
Si bien en círculos de la entidad se reconoció que Piqué no es el que debía hablar en este caso, también se indicó que su comentario en la red social tenía fundamentos. La presión ejercida entre otros por el propio defensa y por los otros dos miembros del tridente, Suárez y Messi, le habrían hecho cambiar de opinión y entender que el Barça es una realidad de más largo recorrido.
Pura interpretación visual. El jueves, en el primer entrenamiento americano, Neymar parecía distanciado. Ayer dio imagen de implicación. Al entrar al autobús se percató que había pasado de largo de unos niños pidiendo firmas. Al poco, hizo como si se hubiera olvidado algo, y volvió a la carrera al vestuario. Salió al instante y se paró a firmar.