El FMI destaca la economía de España y alerta sobre EE.UU.
El Fondo ve riesgo de una corrección importante en las bolsas
El Fondo Monetario Internacional (FMI) castiga a Estados Unidos en su revisión de las previsiones de crecimiento económico por las dudas que plantea la reforma fiscal anunciada por el presidente Trump y las políticas aislacionistas y al Reino Unido, por la influencia del Brexit. Pero, por el contrario, refuerza el pronóstico de Europa, donde España sigue liderando el ritmo expansivo. La actualización del informe sobre la economía mundial, presentado esta madrugada en Kuala Lumpur (Malasia), deja el crecimiento mundial en el 3,5% para este año y el 3,6% el próximo, sin cambios respecto al anterior trabajo. Señala, sin embargo, que en las economías avanzadas sigue la recuperación cíclica y en este primer trimestre se superaron los pronósticos de abril.
Esta constatación lleva a una previsión que representa un crecimiento económico en las economías avanzadas, entre las que el documento cita Alemania, Canadá, España, Francia e Italia. Explica que esto se debe a que el ímpetu de la demanda interna es más pujante de lo que se pensaba. En la eurozona, del 1,9% en el 2017 y del 1,7% en el 2018, dos y una décima por encima, respectivamente, del análisis de primavera. La recuperación de la actividad de esta zona, “donde el sentimiento de los mercados es optimista y los riesgos políticos se han atenuado”, podría ser más vigorosa y duradera de los previstos.
En la eurozona, España es el país que más sube en la apuesta del FMI. El pronóstico se queda en el 3,1% para el 2017 y el 2,4% para el 2018, cinco y tres décimas más, respectivamente que el anterior. En el contexto europeo, pero en el tránsito a su separación, el Reino Unido pasará del 2% augurado en abril al 1,7% para el 2017. Y en el 2018 no habrá crecimiento. Según se remarca, “la actividad defraudó las expectativas en el primer trimestre”.
Ayer, el economista jefe del Fondo Monetario, Maurice Obstfeld, hizo hincapié en la firmeza de la recuperación, pero con una apostilla de calado. “Desde una perspectiva de crecimiento global, la rebaja más importante corresponde a Estados Unidos. A lo largo de los próximos dos años, el impulso debe mantenerse por encima del potencial de crecimiento a largo plazo, pero hemos reducido nuestro pronóstico tanto para el 2017 como el 2018 al 2,1% para ambos años porque la política fiscal parece menos expansiva de lo que creíamos en abril”, remarcó.
Esta cifra del 2,1% para el bienio del 2017-18 supone un retroceso de dos y cuatro décimas, en parte también por la debilidad del primer trimestre, además de quedarse muy lejos de la promesa del presidente Donald Trump de situar el listón entre el 3% y el 4%. También se prevé que el crecimiento de China se mantendrá en el 6,7% en el 2017, el mismo nivel que en el 2016. En cambio, en el 2018 podría tener un ligero retroceso, al 6,4%. Brasil y México disfrutarían de este viento de cara.
En el caso de Estados Unidos, el riesgo es doble: la puesta en práctica de un estímulo fiscal (una reforma tributaria que reduzca la recaudación) podría empujar al aumento del PIB y la demanda por encima del pronóstico base. En conjunto, en el lado negativo, una incertidumbre dilatada en torno a las políticas y otros shocks podría causar una corrección de las elevadas valoraciones que registran los mercados, especialmente el de renta variable, y reavivar la volatilidad que ahora está muy atenuada, insiste el Fondo.
A más largo plazo, la institución subraya el fracaso de los intentos por aumentar el crecimiento potencial y lograr que el crecimiento sea más inclusivo podría alimentar el proteccionismo y obstaculizar las reformas favorables a los mercados. Esa postura podría trastocar las cadenas internacionales de suministro, reducir la productividad mundial y encarecer los bienes de consumo transables, perjudicando desproporcionadamente a los hogares de bajo ingreso.
En esta línea, un vuelco hacia el aislacionismo podría estar vinculado con el aumento de las tensiones geopolíticas, así como con la creciente aversión mundial al riesgo. Avisa que los impactos no económicos representan un golpe directo a la economía y pueden “hacer trastabillar la confianza y el optimismo de los mercados”. Si se da esta situación de conflicto, se avivarían las presiones para la salida de capitales de los mercados emergentes.