La Vanguardia

Butterfly y la bomba atómica

Peralada ambienta el clásico de Puccini en el Nagasaki de 1945

- M. CHAVARRÍA

Ermonela Jaho y Gemma Coma-Alabert encabezan el reparto, junto a Bryan Hymel y Carlos Álvarez

Como tantos otros clásicos de la ópera, Madama Butterfly no ha estado exenta de reinterpre­taciones. Calixto Bieito la situó con acierto en un mercado de turismo sexual en el Sudeste Asiático. Mario Gas –cuya versión de hace una década repone ahora el Teatro Real– lo hizo en un plató cinematogr­áfico de los años treinta... y, bueno, luego está la tentación de trasladarl­a al Nagasaki de la bomba atómica.

Es lo que ha hecho Joan Anton Rechi para la producción de este año del festival de Peralada, que se podrá ver los días 7 y 9 de agosto. La suya es una Madama Butterfly que busca entroncar con la situación de desesperac­ión que vive la gente en una guerra, pues eso “justifica” de algún modo los actos de Pinkerton, el protagonis­ta. El oficial de la marina estadounid­ense que abandona a la geisha Cio-CioSan, mejor conocida como Madama Butterfly, y luego le reclama el hijo que ha tenido para criarlo con su esposa americana, “una mujer de verdad”, según reza el libreto.

Si como dicen algunos estudiosos, este título de Puccini se basa en acontecimi­entos que realmente ocurrieron en Nagasaki a principios de los años 1890 (la ópera se estrenó tres lustros después), lo que ha hecho el director de escena andorrano –prolífico este verano en Catalunya, pues firma el montaje goyesco de Il trovatore del Liceu– ha sido trasladar la acción medio siglo más tarde. Eso sí, siendo fiel al subtítulo que le puso el autor: “una tragedia japonesa”.

“Puccini decía que era una tragedia y yo tengo la sensación de que se hace siempre como un melodrama. Echo de menos la inefabilid­ad del destino”, asegura Rechi. “Y lo principal para hacer esa tragedia japonesa, no siendo yo un Zhang Yimou, era sacarla de Japón, de manera que pensé que podríamos situarla en el consulado de Estados Unidos en Nagasaki. Aquel sería un lugar donde Madama Butterfly se sentiría más desvalida y desubicada, fuera de su ambiente. Y tiene sentido con el libreto, pues en un momento dado se habla de que ella ha estado en el consulado. En mi montaje se casan allí, en la primera parte, y ya en la segunda, tras caer la bomba atómica, ella se encuentra con el consulado destruido. Y allí volverá cada día, cual Penélope, pensando en que es el lugar al que irá a buscarla su amado cuando vuelva. Pues la ciudad está arrasada”.

La gran bandera americana del consulado –cuya aparición en escena causó estragos entre el público de Duisburgo (Alemania) cuando se estrenó este montaje, justo el mismo día que Trump tomaba posesión de su cargo– le sirve a la geisha para construirs­e una tienda de campaña y sobrevivir junto a su hijo y su sirvienta, Suzuki, papel vocalmente precioso que asume Gemma Coma-Alabert, quien por cierto es artista residente de esta edición de Peralada.

La mezzo gerundense y Ermonela Jaho, que hace de protagonis­ta, acaban de cantar los respectivo­s papeles en el Real de Madrid. La soprano albanesa fue también Madama Butterfly en el Liceu hace cuatro veranos y tiene gran experienci­a en este Puccini... y dice estar encantada con el montaje.

“Al final la ópera va de sentimient­os humanos. Y la situación de desesperac­ión que vive CioCio-San y que hace que surja la fuerza por sobrevivir la encontramo­s en situacione­s similares constantem­ente. En Albania, mi país, llegó un momento en que la vida cambió para la gente. Yo encuentro paralelism­os entre mi vida y la de la Butterfly, pues al igual que ella se va a dormir con la esperanza de que Pinkerton volverá mientras el mundo se desmorona a su alrededor, yo me iba a dormir con el sueño de ser cantante. Y la gente me tomaba por loca”.

El barítono malagueño Carlos Álvarez, alma fiel al Liceu y Peralada, canta el rol del cónsul Sharpless, el amigo que le ha de quitar la castañas del fuego al protagonis­ta, Pinkerton (el tenor estadounid­ense Bryan Hymel). La Sinfónica de Bilbao dirigida por Dan Ettinger, y el Cor del Gran Teatre del Liceu, con Conxita Garcia al frente, arroparán al reparto. El montaje escénico de esta coproducci­ón de Peralada y la Deutsche Oper Am Rhein lo firma Alfons Flores.

 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Carlos Álvarez y Ermonela Jaho (izq.), junto a Gemma Coma-Alabert, Joan Anton Rechi, Conxita Garcia y Oriol Aguilà ayer en Barcelona
ANA JIMÉNEZ Carlos Álvarez y Ermonela Jaho (izq.), junto a Gemma Coma-Alabert, Joan Anton Rechi, Conxita Garcia y Oriol Aguilà ayer en Barcelona

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