La Vanguardia

Oro saudí para Tánger

- ADOLFO S. RUIZ

Los días de zozobra e incertidum­bre han dejado paso a una luminosa realidad: el rey Salman de Arabia Saudí ya está en Tánger, donde pasará un mes de vacaciones. Autoridade­s y pueblo en general respiran tranquilos. Será el tercer verano consecutiv­o del jefe de la casa Saud en la histórica localidad del norte de Marruecos, donde posee una mansión de 30 hectáreas cerca del cabo Espartel, encima de las playas de Jbilia. Y es que este año, dados los últimos acontecimi­entos políticos, la presencia del monarca ha estado en el alero hasta el último momento.

La llegada de Salman a Tánger supone un alivio económico importante para la zona. Los tangerinos piensan que les ha vuelto a tocar la lotería. El dispendio que durante 30 días realiza el monarca saudí, acompañado por un séquito de mil personas, supone una importante inyección para la economía local. Salman fue recibido el lunes en el aeropuerto Ibn Batuta por el jefe del Gobierno, Saadeddin al Othmani; el gobernador de Tánger, Mohamed el Yacubi; el alcalde de la ciudad, Bachir Abdelaui, y otras muchas autoridade­s civiles y militares, que le obsequiaro­n con leche y dátiles. Nadie quería perderse el acontecimi­ento, no fuera a ser que el rey se enfadara. De hecho, sólo faltaba Mohamed VI, quien se desplazará a Tánger en algún momento para entrevista­rse con Salman.

Se trata del tercer verano consecutiv­o que el monarca saudí disfruta en la ciudad norteafric­ana, después de que su actual esposa, Fahda, se negara por celos a pasar la canícula en Marbella. En el sur de España, Salman vivió su mejor historia de amor con su primera mujer, Sultana, y allí fueron felices hasta su fallecimie­nto en el 2011. Fahda no quería que el recuerdo de Sultana se interpusie­ra entre ella y Salman.

El rey saudí probó primero (corría el año 2015) con la Costa Azul francesa. Pero de allí salió a toda prisa cuando organizaci­ones locales y medios de comunicaci­ón iniciaron una campaña contra la privatizac­ión de una playa para su uso y disfrute exclusivo. Salman se acordó de que en Tánger tenía una propiedad y se refugió allí. Desde entonces ha repetido.

El palacio es un complejo de edificios pintados de amarillo pálido, rodeado por un kilómetro y medio de elevado muro blanco. Uno de esos edificios lo adquirió la casa real a Felipe González cuando el expresiden­te español renunció a la idea de construirs­e una mansión en la zona y vendió la edificació­n por 2,5 millones de euros. Una decisión que ha sido imitada por el escritor y filósofo francés Bernard-Henri Lévy, quien también acaba de poner a la venta su mansión cerca del centro de Tánger, por la que pide seis millones de euros.

Además de cuatro pabellones principale­s y otros edificios para la intendenci­a, la finca dispone de cuatro helipuerto­s, garajes para un mínimo de cien vehículos, jardines diversos, servicios médicos y varios restaurant­es temáticos. Está protegido por treinta miembros de la Gendarmerí­a Real de Marruecos, además de la seguridad privada del monarca.

Pese a sus grandes dimensione­s, el palacio saudí en Tánger no puede acoger a los mil miembros del séquito, para los que se han reservado 900 habitacion­es en los hoteles de lujo de las cercanías, entre ellos el Mirage, el más próximo, pero también el Movenpick, el Hilton, el Solazur y el Minzah. Las agencias de alquiler de vehículos han tenido que proporcion­ar 400 vehículos de alta gama para los desplazami­entos de los saudíes, y los locales de alterne han multiplica­do su contingent­e de chicas.

La presencia de Salman guarda este año una importanci­a política muy superior a la de otros veranos. Los monarcas saudí y marroquí deberán hablar de Qatar y de sus respectiva­s posiciones. A los saudíes no les ha hecho ninguna gracia la decisión marroquí en torno a esta cuestión. Mohamed VI se ha negado a seguir la línea dura de Riad y ha preferido adoptar un papel mediador en la crisis. También se trata de la primera ocasión en que el hijo del rey, el príncipe Mohamed bin Salman, de 31 años, se queda al frente de los asuntos de su país tras haber sido nombrado heredero de la dinastía en sustitució­n de Mohamed bin Nayef, que ha sido apartado de la línea sucesoria. Un decreto de Salman establece que “el príncipe heredero se encargará de gestionar los asuntos de Estado y defender los intereses del pueblo durante su visita privada al extranjero”, según informaba la agencia oficial de prensa saudí SPA, mientras se propagan crecientes rumores acerca de una posible abdicación del actual monarca, de 80 años y con un delicado estado de salud.

El rey Salman veranea de nuevo en su finca marroquí, rodeado de un séquito de mil

personas Se han reservado 900 habitacion­es en cinco hoteles de lujo y 400 coches de alta gama

 ?? SAMUEL ARANDA / THE NEW YORK TIMES / CONTACTO ?? El palacio. La finca tangerina del rey Salman, rodeada de un muro de 1,5 kilómetros
SAMUEL ARANDA / THE NEW YORK TIMES / CONTACTO El palacio. La finca tangerina del rey Salman, rodeada de un muro de 1,5 kilómetros
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