París, más ‘fashion’ que nunca
El fenómeno de las exposiciones de moda sigue creciendo en la capital gala
Brigitte Macron, primera dama de Francia, vestida de Dior por gentileza de Delphine Arnault, concentró focos, hace dos semanas, cuando, enmarcada por Bernard Arnault, patrón de LVMH, la multinacional del lujo, inauguró en el Museo de Artes Decorativas una gran exposición sobre Christian Dior. Exhaustiva: por primera vez una muestra ocupa la integridad del prestigioso museo, construido en dependencias del Louvre. Y con inédito éxito de público: 50.000 personas en los primeros quince días.
Es verdad que Christian Dior inventó el New Look y revolucionó el concepto del oficio (“la fantasía por la fantasía, el exceso por el exceso –escribió en Christian Dior & moi, su autobiografía– valen para vestir un espectáculo, no en alta costura”) y que la marca, que sobrevivió a su temprana muerte en 1957, cumple ahora setenta años. Y es una de las que convierten al conglomerado empresarial LVMH en referencia de la moda.
Pero el fenómeno es general: la moda está de moda como tema de exposiciones. En sus nuevos locales parisinos de la rue de la Baume, Chloé montó Feminities, una colección de fotos de moda de Guy Bourdin. Si no ha reservado, resígnese: completa hasta el 6 de septiembre, aunque se abrirán reservas en internet para un mes suplementario, a partir del 18 de octubre.
El Museo de la Moda del palacio Galliera, que clausura el 13 de agosto Dalida un guardarropa urbano, mantiene hasta el 24 de septiembre
Vestimentas españolas, una muestra de ropas típicas, deslocalizada en la Casa de Victor Hugo de París. En ambas, llenos diarios.
Y espera un otoño caliente: en septiembre las fotos de moda de Irving Penn en el Grand Palais y en octubre, además de la inauguración simultánea de los museos Yves Saint Laurent de París y Marrakech, habrá retrospectiva Mariano Fortuny en el palacio Galliera. Allí empezó todo, hace cinco años, cuando lo reinauguró como Museo de la Moda un hombre clave: Olivier Saillard. Encarnación del historiador de la moda, síntesis rara de esa erudición frívola –o frivolidad erudita– que parece típicamente francesa, Saillard democratizó la moda y trascendió el círculo de iniciados.
Esos mismos que aguardan ahora el nombramiento de su sucesor al frente del Galliera: Saillard se incorporará en enero al grupo de moda francés JW Weston que creó, a su medida, un puesto sin antecedentes en el sector: director de imagen cultural.
Un ejemplo de su manera de trabajar es la programación de esta Temporada Española del Museo de la Moda que dirige, que abrió con
Balenciaga la obra en negro , en el museo Bourdelle, cerrada en pleno éxito hace dos semanas, continúa con Vestimentas españolas y concluirá con Fortuny. Y todo ligado, según ha explicado él mismo: “Patrimonio antropológico, esas vestimentas del siglo XVIII al XX, prestados por el Museo del Traje de Madrid, antes considerados objetos folklóricos, revelan el savoir faire y el ingenio de quienes los realizaron. La fineza en la ejecución, la impresionante variedad, inspiraron a los más grandes modistos españoles. Como Balenciaga por ejemplo”.
Los fondos del palacio Galliera son ricos: 240.000 vestidos y accesorios. Pero Saillard convenció a las firmas no sólo de colaborar económicamente con las exposiciones, sino de implicarse en ellas: Balenciaga prestó 80 vestidos de su archivo.
Y si el Museo de Artes Decorativas ofrece la integridad de sus espacios a Dior, y despliega trescientos vestidos, desde los del primer desfile del 12 de febrero de 1947, es “para subrayar que, como los muebles y los objetos del museo, las creaciones de alta costura son un marcador de su época”. Por eso, en su autobiografía Christian Dior definía el New
Look que lo volvió célebre de la noche a la mañana como “el retorno al placer”. O sea, el verdadero final de la Segunda Guerra.
La gran muestra sobre Dior en el Museo de Artes Decorativas reúne 300 vestidos de los 70 años de la firma