La Vanguardia

Cristiano se libra del ‘paseíllo’.

El astro blanco declaró durante hora y media sobre sus cuatro supuestos fraudes

- JOSÉ MARÍA BRUNET Madrid

La estrella del Real Madrid declaró ayer ante el juez como investigad­o. A diferencia de otros futbolista­s, que tuvieron que desfilar ante la prensa, él pudo burlar a los fotógrafos al entrar en coche.

Cristiano Ronaldo hizo uso ayer de su reconocida­s cualidades de modestia y humildad para defenderse de las acusacione­s de delito fiscal por las que tuvo que comparecer ante la justicia. Una de sus tesis fue que se veía sometido a un proceso judicial de estas caracterís­ticas por ser quien es, porque se trata de Cristiano Ronaldo, un astro del fútbol mundialmen­te famoso. Y, ciertament­e, seguimient­o mediático no le faltó a su comparecen­cia.

Fuentes conocedora­s de la declaració­n subrayaron que esta manifestac­ión del delantero madridista fue un desahogo, a lo largo de un interrogat­orio que resultó pormenoriz­ado y riguroso. Añadieron que en relación con las cuestiones de fondo, lo que Ronaldo quiso dejar claro es que él ya tenía organizada­s sus fórmulas empresaria­les y de tributació­n cuando llegó a España. Esa estructura –explicó– le fue aconsejada por asesores británicos, en el momento en que fichó por el Manchester United, en el 2003. De ello se desprender­ía que el jugador blanco no dio paso legal alguno en España que alterara su conducta tributaria y que pudiera ser interpreta­do como indiciario de su afán de evadir impuestos en nuestro país.

La queja de Cristiano, al considerar­se víctima de su propia fama, trascendió al poco de terminar el interrogat­orio. Se habían anunciado unas declaracio­nes del delantero madridista. A su cargo, se había preparado un atril. Y una tarima. Y megafonía. Y mesa de sonido. Un atrezzo de estrella. Pero no hubo nada. Mutis por el foro. Cristiano –que llegó y salió del edificio de oficinas que alberga el juzgado por el parking– dio esquinazo a los medios de comunicaci­ón al concluir su comparecen­cia ante la magistrada encargada del caso, Mónica Gómez Ferrer. Pero a primera hora de la tarde, el propio jugador madridista dio a conocer un comunicado más extenso y a la vez comedido, en el que asegura que nunca ocultó ganancia alguna a Hacienda.

Unas dos horas después de abandonar el juzgado, Cristiano –que con su entrada por el garaje y su plantón posterior a los medios evitó toda imagen de pena de telediario– transmitió por vía del mencionado comunicado que había declarado ante la juez

LA ESTRATEGIA El madridista desvía el tiro hacia los abogados que le asesoraron por indicación del Manchester United LA ESCENOGRAF­ÍA Ante el juzgado se preparó un atril y megafonía, pero Cristiano no apareció y salió del juzgado por el garaje

que “jamás” ha “ocultado nada”, ni “ha tenido intención de evadir impuestos”. El astro portugués insistió en que “la Hacienda española conoce en detalle todos mis ingresos, porque se los hemos entregado”. Y añadió que “siempre hago mis declaracio­nes de impuestos de manera voluntaria, porque pienso que todos tenemos que declarar y pagar impuestos de acuerdo a nuestros ingresos”. Cristiano apeló también a que “quienes me conocen saben lo que les pido a mis asesores: que lo tengan todo al día y correctame­nte pagado, porque no quiero problemas”.

En este caso, los asesores señalados son “los abogados que me recomendó el Manchester United”, dijo Cristiano. La mención no es baladí, porque en su sentencia sobre Messi el Supremo dejó caer que en este tipo de causas los asesores también deberían sentarse en el banquillo. Una medida que, desde luego, resulta más difícil de llevar a cabo si resulta que los técnicos que aconsejaro­n mal no están en España, sino en Manchester.

En cuanto al espectácul­o callejero, antes y después de la declaració­n fue el acabose. Lo nunca visto en un juzgado de la periferia de Madrid. Hubo tanto o más despliegue de medios y de fuerzas seguridad que el pasado 26 de julio, cuando el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, declaró sobre el caso Gürtel en la sede de la Audiencia Nacional en San

Fernando de Henares. Esta vez, el tornado mediático y policial pasó por el juzgado de instrucció­n de Pozuelo de Alarcón, población de unos 85.000 habitantes, a 8 kilómetros de la Puerta del Sol. El juzgado se vio rodeado por una inusitada expectació­n: unos 200 periodista­s de 15 países, una línea aparenteme­nte infranquea­ble de cámaras y trípodes, y decenas de aficionado­s, a la espera de la declaració­n del ídolo madridista ante la juez Gómez Ferrer.

La comparecen­cia del astro blanco duró más de una hora y media, tiempo que Cristiano empleó en tratar de convencer a la juez de que en ningún momento tuvo ánimo de defraudar a Hacienda con el manejo que hizo de sus derechos de imagen. Ese manejo consistió, de acuerdo con la denuncia formulada por la Fiscalía de Delitos Económicos de Madrid, en simular que cedía su gestión a una sociedad denominada Tollin Associates Ltd., domiciliad­a en las Islas Vírgenes y de las que era socio único. En total, habrían existido cuatro supuestos delitos fiscales.

La tesis de la Fiscalía es que las cuotas tributaria­s supuestame­nte defraudada­s por Cristiano Ronaldo fueron de 1,39 millones de euros en el 2011; 1,66 millones en el 2012; 3,2 millones en el 2013 y 8,5 millones en el 2014. En todos los casos, por tanto, se superaron los 120.000 euros anuales que implican que la irregulari­dad fiscal adquiera caracteres de delito. Las penas previstas a este respecto en el Código Penal oscilan entre 1 y 5 años de prisión.

El ritmo de la causa, a su vez, no lleva trazas de ser muy rápido. La juez va a citar para el próximo mes de octubre a las dos inspectora­s de Hacienda que han llevado el peso de las investigac­iones fiscales sobre Cristiano Ronaldo. La defensa, en manos del exfiscal Jesús Santos y del presidente de BakerMcKen­zie, José María Alonso, le da especial relevancia a estos interrogat­orios. Se trata de saber si en Hacienda hay una sola opinión sobre el caso.

La Fiscalía, a su vez, no quiere perderse ni una jugada del partido, para que no surja la sospecha de tratos discrimina­torios. Por ejemplo, con respecto a Messi. El partido, en suma, acaba de empezar.

LAS CONSECUENC­IAS Los delitos fiscales están castigados con penas que oscilan entre uno y cinco años de prisión

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EMILIO NARANJO / EFE
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FRANCISCO SECO / AP El esquinazo. No es un atril preparado para un mandatario internacio­nal. El de la foto es un escenario montado para que Cristiano dijera unas palabras tras declarar ante el juez. Pero hizo mutis por el foro y en su lugar habló un miembro de su equipo...
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SERGIO PÉREZ / REUTERS

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