Cristiano se libra del ‘paseíllo’.
El astro blanco declaró durante hora y media sobre sus cuatro supuestos fraudes
La estrella del Real Madrid declaró ayer ante el juez como investigado. A diferencia de otros futbolistas, que tuvieron que desfilar ante la prensa, él pudo burlar a los fotógrafos al entrar en coche.
Cristiano Ronaldo hizo uso ayer de su reconocidas cualidades de modestia y humildad para defenderse de las acusaciones de delito fiscal por las que tuvo que comparecer ante la justicia. Una de sus tesis fue que se veía sometido a un proceso judicial de estas características por ser quien es, porque se trata de Cristiano Ronaldo, un astro del fútbol mundialmente famoso. Y, ciertamente, seguimiento mediático no le faltó a su comparecencia.
Fuentes conocedoras de la declaración subrayaron que esta manifestación del delantero madridista fue un desahogo, a lo largo de un interrogatorio que resultó pormenorizado y riguroso. Añadieron que en relación con las cuestiones de fondo, lo que Ronaldo quiso dejar claro es que él ya tenía organizadas sus fórmulas empresariales y de tributación cuando llegó a España. Esa estructura –explicó– le fue aconsejada por asesores británicos, en el momento en que fichó por el Manchester United, en el 2003. De ello se desprendería que el jugador blanco no dio paso legal alguno en España que alterara su conducta tributaria y que pudiera ser interpretado como indiciario de su afán de evadir impuestos en nuestro país.
La queja de Cristiano, al considerarse víctima de su propia fama, trascendió al poco de terminar el interrogatorio. Se habían anunciado unas declaraciones del delantero madridista. A su cargo, se había preparado un atril. Y una tarima. Y megafonía. Y mesa de sonido. Un atrezzo de estrella. Pero no hubo nada. Mutis por el foro. Cristiano –que llegó y salió del edificio de oficinas que alberga el juzgado por el parking– dio esquinazo a los medios de comunicación al concluir su comparecencia ante la magistrada encargada del caso, Mónica Gómez Ferrer. Pero a primera hora de la tarde, el propio jugador madridista dio a conocer un comunicado más extenso y a la vez comedido, en el que asegura que nunca ocultó ganancia alguna a Hacienda.
Unas dos horas después de abandonar el juzgado, Cristiano –que con su entrada por el garaje y su plantón posterior a los medios evitó toda imagen de pena de telediario– transmitió por vía del mencionado comunicado que había declarado ante la juez
LA ESTRATEGIA El madridista desvía el tiro hacia los abogados que le asesoraron por indicación del Manchester United LA ESCENOGRAFÍA Ante el juzgado se preparó un atril y megafonía, pero Cristiano no apareció y salió del juzgado por el garaje
que “jamás” ha “ocultado nada”, ni “ha tenido intención de evadir impuestos”. El astro portugués insistió en que “la Hacienda española conoce en detalle todos mis ingresos, porque se los hemos entregado”. Y añadió que “siempre hago mis declaraciones de impuestos de manera voluntaria, porque pienso que todos tenemos que declarar y pagar impuestos de acuerdo a nuestros ingresos”. Cristiano apeló también a que “quienes me conocen saben lo que les pido a mis asesores: que lo tengan todo al día y correctamente pagado, porque no quiero problemas”.
En este caso, los asesores señalados son “los abogados que me recomendó el Manchester United”, dijo Cristiano. La mención no es baladí, porque en su sentencia sobre Messi el Supremo dejó caer que en este tipo de causas los asesores también deberían sentarse en el banquillo. Una medida que, desde luego, resulta más difícil de llevar a cabo si resulta que los técnicos que aconsejaron mal no están en España, sino en Manchester.
En cuanto al espectáculo callejero, antes y después de la declaración fue el acabose. Lo nunca visto en un juzgado de la periferia de Madrid. Hubo tanto o más despliegue de medios y de fuerzas seguridad que el pasado 26 de julio, cuando el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, declaró sobre el caso Gürtel en la sede de la Audiencia Nacional en San
Fernando de Henares. Esta vez, el tornado mediático y policial pasó por el juzgado de instrucción de Pozuelo de Alarcón, población de unos 85.000 habitantes, a 8 kilómetros de la Puerta del Sol. El juzgado se vio rodeado por una inusitada expectación: unos 200 periodistas de 15 países, una línea aparentemente infranqueable de cámaras y trípodes, y decenas de aficionados, a la espera de la declaración del ídolo madridista ante la juez Gómez Ferrer.
La comparecencia del astro blanco duró más de una hora y media, tiempo que Cristiano empleó en tratar de convencer a la juez de que en ningún momento tuvo ánimo de defraudar a Hacienda con el manejo que hizo de sus derechos de imagen. Ese manejo consistió, de acuerdo con la denuncia formulada por la Fiscalía de Delitos Económicos de Madrid, en simular que cedía su gestión a una sociedad denominada Tollin Associates Ltd., domiciliada en las Islas Vírgenes y de las que era socio único. En total, habrían existido cuatro supuestos delitos fiscales.
La tesis de la Fiscalía es que las cuotas tributarias supuestamente defraudadas por Cristiano Ronaldo fueron de 1,39 millones de euros en el 2011; 1,66 millones en el 2012; 3,2 millones en el 2013 y 8,5 millones en el 2014. En todos los casos, por tanto, se superaron los 120.000 euros anuales que implican que la irregularidad fiscal adquiera caracteres de delito. Las penas previstas a este respecto en el Código Penal oscilan entre 1 y 5 años de prisión.
El ritmo de la causa, a su vez, no lleva trazas de ser muy rápido. La juez va a citar para el próximo mes de octubre a las dos inspectoras de Hacienda que han llevado el peso de las investigaciones fiscales sobre Cristiano Ronaldo. La defensa, en manos del exfiscal Jesús Santos y del presidente de BakerMcKenzie, José María Alonso, le da especial relevancia a estos interrogatorios. Se trata de saber si en Hacienda hay una sola opinión sobre el caso.
La Fiscalía, a su vez, no quiere perderse ni una jugada del partido, para que no surja la sospecha de tratos discriminatorios. Por ejemplo, con respecto a Messi. El partido, en suma, acaba de empezar.
LAS CONSECUENCIAS Los delitos fiscales están castigados con penas que oscilan entre uno y cinco años de prisión