Trump echa a su director de comunicación a los diez días de nombrarlo
La destitución llega a petición del nuevo jefe de gabinete del presidente de EE.UU.
El presidente Trump despidió ayer al director de comunicación de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci, sólo diez días después de haberlo nombrado. La destitución se podría haber producido a petición del nuevo jefe de gabinete de Trump, John Kelly.
El trumpismo reescribe todos los conceptos de la filosofía política. “La Casa Blanca no es un caos”, subrayó ayer Donald Trump en uno de sus tuits.
Al cabo de un rato, en lo que sólo se puede interpretar como una nueva versión de la teoría del caos, trascendió que el presidente de Estados Unidos había tomado una decisión dentro de la más absoluta normalidad en que vive este gobierno desde enero. Echó del cargo al flamante director de comunicación, Anthony Scaramucci, “el mini Trump”.
Tal vez por el apodo viene buena parte de su efímera carrera en ese puesto. Diez días, ese ha sido el tiempo que ha disfrutado del poder este personaje que hizo fortuna como gestor de fondos.
La lengua desatada de Scaramucci disgustó al jefe de consejeros, Steve Bannon, y a dos de los más estrechos asesores del presidente: su hija Ivanka y su yerno, Jared Kushner. Como sostuvo un analista, en la galaxia de Trump sólo puede haber una estrella y esa responde por Donald.
Scaramucci pensó que podía hacer y decir lo que le viniera en gusto. Ha tropezado con el general John Kelly, nuevo jefe de gabinete (por obra y gracia del propio Scaramucci), que ayer tomó posesión y que puso como condición prescindir del director de comunicación. Scaramucci se había jactado que él reportaría directamente con el presidente, puenteando al jefe de gabinete.
Michael Flynn parecía el más breve de los hombres del presidente. Duró poco como consejero de seguridad nacional, por sus mentiras sobre el Rusiagate. Pero Scaramucci, del que se dice que utiliza un “lenguaje florido” cuando se dedica a insultar con la vulgaridad de un ser tabernario, le ha desbordado.
Ha logrado el más difícil todavía en este circo en que se ha convertido Washington durante este medio año de ejercicio. La verborrea chulesca y matonil de su entrevista con Ryan Lizza, corresponsal jefe del The New Yorker en la capital, le ha salido muy cara.
En esa conversación, Scaramucci, otro firme apóstol de la cultura del éxito que proclama Trump, calificó de “paranoico esquizofrénico” a Reince Priebus. No tuvo más opción que abandonar su puesto como jefe de gabinete. “El presidente consideró esos comentarios inapropiados para una persona en esa posi-
LA ENTREVISTA DEL INSULTO Kelly puso la premisa de que se fuera Scaramucci tras sus declaraciones porque no se fiaba de él REESCRIBIR TEORÍAS Trump tuitea que “no hay caos en la Casa Blanca” y al rato echan al efímero Scaramucci
ción”, aseguró la portavoz Sarah Sanders Huckabee.
El general John Kelly, hasta ahora secretario del Departamento de Seguridad Nacional, fue el elegido para sustituir a Priebus. A Kelly le disgutaba la falta de disciplina de Scaramucci. “Kelly es un profesional”, remarcó en la CNN el general retirado Mark Herling.
Su comentario avaló la opinión de que Kelly deseaba regresar a la cordura. La llegada de Scaramucci supuso el portazo del hasta entonces portavoz Sean Spicer.
“Anthony Scaramucci dejará su puesto de director de comunicación de la Casa Blanca. El señor Scaramucci consideró que debía dejar al nuevo jefe de gabinete la pizarra limpia y la habilidad de construir su propio equipo. Le deseamos a él todo lo mejor”.
Así reza la nota que emitió la secretaría de prensa de la Casa Blanca. Aunque no quedaba claro si Scaramucci continuaría vinculado al ejecutivo, Huckabee señaló que está fuera de la Administración, sin cerrar puerta alguna.
Scaramucci tenía previsto anunciar el lunes su nuevo equipo de comunicación. Tras mantener un perfil bajo este fin de semana, posiblemente para aplacar el escándalo que había despertado con sus insultos, ayer por la mañana le comunicaron que prescindían de sus servicios. Fuentes de la Casa Blanca explicaron a los medios que era totalmente imposible que John Kelly pudiera trabajar con Scaramucci.
“Kelly pretende cambiar la cultura instalada aquí”, precisaron. “Se ha acabado el apoyo a los prejuicios”, insistieron. Desde el pasado viernes, el elegido como jefe de gabinete había comentado a sus asesores más cercanos que la entrevista de Scaramucci le había provocado consternación. Llegó a la conclusión de que esas consideraciones las encontraba “aborrecibles y embarazosas” para el mismo presidente.
Ryan Lizza, el autor de la entrevista de la infamia, reconoció en televisión que muchos le habían preguntado si esas declaraciones supondrían el final de Scaramucci en el Gobierno.
“Mi respuesta era que, viendo esta administración, podía significar tanto su cese como su promoción en el escalafón”.
“¿Caos? Ven a mi casa, con tres niños pequeños, y verás caos”, replicó la portavoz Huckabee.