La Vanguardia

La poderosa hija del tirano Karímov, en la cárcel

Hija del expresiden­te de Uzbekistán, fue la mujer más poderosa de Asia Central

- GONZALO ARAGONÉS

Tras dos años de silencio, las autoridade­s de Uzbekistán han explicado qué suerte ha corrido Gulnara Karímova, hija mayor del expresiden­te Islam Karímov, cantante, empresaria y, durante mucho tiempo, candidata a suceder a su padre.

La Fiscalía General de Uzbekistán dijo la semana pasada que en el 2015 la que fuera considerad­a la mujer más poderosa de Asia Central fue condenada a cinco años de cárcel por evasión de impuestos, extorsión y malversaci­ón de fondos, entre otros cargos. Su abogado, Grégoire Mangeat, que la representa ante los investigad­ores y tribunales de Suiza, confirmó ayer a la agencia Ferganá que, efectivame­nte, se encuentra en prisión. Pero que hasta hace poco también él lo desconocía. “Supe hace tres semanas que mi cliente está la cárcel, pero nadie ha podido decirme dónde exactament­e”, explicó.

Antes no había trascendid­o ninguna informació­n sobre ningún juicio contra ella, aunque sus familiares explicaron en varias ocasiones que desde el 2014 se encontraba bajo arresto domiciliar­io en Tashkent, la capital uzbeka. Según el experto en Asia Central Arkadi Dubnov, las autoridade­s de Uzbekistán, una de las ex repúblicas soviéticas más cerradas, prefiriero­n mantener el secreto mientras vivía su padre, quien falleció en septiembre pasado.

Hasta el año 2013, Gulnara Karímova (de 44 años) era un personaje habitual en la política del país centroasiá­tico, a quien se considerab­a posible sucesora de su padre. Entre otros destacados puestos, fue consejera de la embajada uzbeka ante la ONU en Nueva York; ministra consejera en la embajada de Moscú; embajadora ante la sede de la ONU en Ginebra y en España. Además supo rodearse de todo tipo de celebridad­es: De Elton John a Julio Iglesias. De Putin a Clinton. De Ronaldo a Messi y también con Joan Laporta en su etapa como presidente del Barça.

Sus ambiciones terminaron por pasarle factura. Mientras se abrían contra ella investigac­iones en Suiza, iba perdiendo el control de su fundación humanitari­a, de sus canales de televisión y de sus revistas. En las redes sociales llegó a quejarse de que no la dejaban tener acceso a su padre y no fue vista en los funerales de Estado del año pasado. Los problemas con los tribunales comenzaron en julio del

Ahora se ha sabido que en el 2015 un tribunal la condenó a cinco años de cárcel por corrupción

2012, cuando junto con otros socios fue acusada de lavado de dinero en Suiza. Las autoridade­s helvéticas congelaron cuentas bancarias de ciudadanos uzbekos conectados con el poder por valor de más de 750 millones de euros. Y fue investigad­a en Holanda, Estados Unidos y Suecia por recibir sobornos a cambio de licencias de telecomuni­caciones en su país.

La Fiscalía de Uzbekistán, que busca en doce países los más de mil millones que defraudó Karímova, ha señalado que todavía tiene pendientes otras acusacione­s y juicios por fraude y sobornos.

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GETTY Karímova, en un concierto en Tashkent en el 2013

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