Médicos sin Fronteras y otras oenegés rechazan el código italiano de rescates
MsF se niega a aceptar la presencia de policías armados en sus naves
El Gobierno italiano no ha conseguido imponer a todas las oenegés que salvan migrantes en el Mediterráneo el código de conducta que pretendía. Una de las principales organizaciones humanitarias, Médicos Sin Fronteras (MsF), se negó a firmar ayer en Roma el documento elaborado por el Ministerio del Interior, con el visto bueno de la Unión Europea. En cambio, sí lo hicieron la catalana Proactiva Open Arms, Save the Children y Migrant Offshore Aid Station (MOAS).
Uno de los puntos clave de controversia del código de conducta era aceptar la presencia de policías armados en las naves y la imposibilidad, salvo casos de extrema necesidad y previa autorización de la Guardia Costera italiana, de transbordar a migrantes de un barco a otro. El director general de MsF, Gabriele Eminente, explicó que, para ellos, la presencia de armas en los lugares donde trabajan es una cuestión ética y operativa no negociable. Nunca lo han aceptado en los hospitales que tienen abiertos en África, ni en las situaciones más peligrosas. Creen que su trabajo es humanitario y no quieren permitir bajo ningún concepto tener dentro a personal armado porque la imagen de MSF y la actitud de quienes trabajan sería muy diferente.
Según Eminente, las trabas al transbordo de nave a nave “perjudican toda la eficacia del rescate en el mar”. El director de MsF lamentó que el código de conducta no estuviera centrado en potenciar el dispositivo de los salvamentos ni pusiera énfasis en el respeto del principio humanitario. Tampoco firmó el código la oenegé alemana Jugend Rettet (La juventud salva). No asistieron a la reunión las también alemanas Sea-Watch, Sea Eye, ni la francesa SOS Méditerranée, asociada a MsF.
Proactiva Open Arms (PROA) y Save the Children fueron más flexibles y decidieron interpretar el código de manera optimista. La organización fundada en Badalona por Óscar Camps no estuvo ayer en la reunión pero, tras “un profundo debate”, envió luego una carta al ministro del Interior italiano, Marco Minniti, en la que le comunicaban que se adherían al código. Según PROA, sus dudas se basaban en la “ambigüedad” del documento y el gran “margen de interpretación que cualquier parte interesada puede hacer de él”. Aunque no veían necesario el código, decidieron finalmente aceptarlo por la voluntad del Gobierno italiano de tener un marco claro de relación con las oenegés. “Dando valor a esa voluntad y haciendo una lectura desde la perspectiva humanitaria de los textos presentados, hemos decidido adherirnos al código”, concluía la misiva remitida a Roma ayer por la tarde.
Save the Children aseguró que firmaba el código pero “vigilará constantemente que la aplicación no obstaculice la eficacia de las operaciones de socorro en el mar”. Esta organización centrada en los menores de edad se refirió también al reciente acuerdo entre Italia y Libia para la presencia de naves de la Marina italiana en aguas libias. Esta operación, que debe ser autorizada por el Parlamento, plantea muchas dudas sobre su realización práctica y su alcance, dada la frágil posición del signatario libio, el primer ministro, Fayez el Sarraj.
Aunque el Gobierno italiano no lo ha dicho nunca abiertamente, está bastante claro desde el principio que el código de conducta impuesto a las oenegés pretende en el fondo reducir su capacidad operativa, ponerles trabas, hacer su trabajo más incómodo. Hoy en día son ellas las que salvan al 40% de las personas que viajan en pateras desde Libia. Roma piensa que la presencia de las oenegés, aunque no fuera esa su intención, sí ha incentivado el tráfico de migrantes, pues se ha establecido un sistema bastante eficaz de rescates frente a la costa libia y los traficantes lo han explotado.
La catalana Proactiva Open Arms sí firma las condiciones de Italia y confía en una lectura flexible de la norma