La Vanguardia

El equilibrio del ídolo

BARBARA SINATRA (1930-2017) Modelo, viuda de Frank Sinatra

- PABLO CUBÍ

Muy alejado de lo que fue la tormentosa relación con Ava Gardner o la brecha de edad que lo separaba de Mia Farrow, el matrimonio de Frank Sinatra con Barbara Blakeley se demostró una de las mejores decisiones que tomó el cantante en su madurez. Barbara le dio la estabilida­d que necesitaba y que le permitió continuar su carrera hasta casi el final de su vida. Quién sabe si hubiera grabado el tema de New York, New York o hubiéramos podido disfrutar de su actuación en Barcelona en 1992 sin aquel apoyo.

Barbara Sinatra fue la cuarta mujer. Lejos de ser una mera cazadora de fortunas, un florero o directamen­te “una puta”, como la definió la madre del cantante, tenía una personalid­ad fuerte con la que logró una gran influencia sobre el cantante. No se podía convivir con él si no era así. Por eso, sorprendie­ndo a todos, se convirtió en su relación más larga y fructífera.

Barbara Blakeley, alta, delgada y elegante, ganó varios concursos de modelos y se casó muy joven con un ejecutivo del concurso de Miss Universo con el que tuvo un hijo, Bob. Ambiciosa y emprendedo­ra, con 21 años montó una agencia de modelos, pero tras divorciars­e, se marchó a Las Vegas para trabajar de bailarina.

Allí la descubrió Zeppo, el menor de los Hermanos Marx, que había dejado el cine décadas atrás y era representa­nte de artistas. “Quería conocer a la rubia despampana­nte que iba a destiempo”. Barbara vio en él el ascensor social que necesitaba y no le dejó escapar. Se casaron en 1959, el tenía 58 años y ella 29.

Zeppo le abrió las puertas de los clubs más elegantes de Palm Springs (California). Su vecino era Frank Sinatra. “No tenía especial interés en conocerlo, después de todo lo que había leído en la prensa”, reconoció Barbara. Pero con los años acabó siendo una asidua de la casa. “Creo que cualquiera que conoce a Frank siente una chispa dentro, es un conquistad­or nato”.

Por su parte, Frank vio en ella la mujer ideal, después de su relación con Ava Gardner y Mia Farrow. No quería ninguna otra actriz en su vida. En 1972 Barbara se divorció de Zeppo y se fue con Sinatra.

Barbara sabía como tratarlo, tranquiliz­arlo y cuidarlo. “No está mal. Se cuida de mí. Me estoy haciendo viejo y necesito a alguien que se ocupe de que coma bien, tenga buen aspecto y cosas así”, admitió a un amigo, según explicaba Randy Tarraborre­lli en su biografía sobre el cantante. Se casaron en 1976. El futuro presidente Reagan interrumpi­ó su campaña electoral para asistir. Él tenía 60 años y ella 46.

Con altibajos, la relación funcionó. Sólo los tres hijos que Sinatra tuvo con su primera mujer, Nancy, su amor de juventud, siempre se enfrentaro­n a ella. La vieron como una mujer que buscaba robarles la herencia. Más aún cuando convenció a Frank para que pidiera la anulación eclesial de su matrimonio con Nancy y se volvieron a casar por la iglesia en 1978.

Pero aquellos fueron años de plenitud para Sinatra. En 1980 volvió a grabar después de siete años. De aquella época final son su famosa versión de Something de los Beatles, New York, New

York o Mack the Knife, y continuó sobre los escenarios hasta poco antes de su muerte, en 1998.

Barbara enviudó como una gran dama y continuó dedicada todos estos años a la fundación que había abierto junto a su marido para ayudar a los niños víctimas del maltrato. Murió el pasado martes a los 90 años.

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LVNB VIA EPA / EFE

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