La Vanguardia

“Un perro te enseña a vivir en presente continuo”

Tengo 42 años: la clave es no quedarse parado nunca. A los perros hay que darles órdenes porque necesitan un orden. La causa de que cada vez haya más perros es que las personas creen ser más libres cuando sólo están más solas. Tengo una hija maravillos­a.

- LLUÍS AMIGUET

Soy de Barakaldo, hijo de inmigrante­s extremeños. Nos fuimos a Madrid, donde estudié con muchas dificultad­es...

¿Qué estudió?

Como iba perdiendo la vista poco a poco, tuve que acelerar. Me matriculé en Psicología, Derecho e Historia, pero sólo acabé Historia. Después, ya invidente, ingresé en la ONCE como vendedor de cupones y conocí a la madre de mi hija. Y mi hija es lo mejor que me ha pasado.

Enhorabuen­a a los dos. Por eso me vine a vivir a Albacete, porque nos separamos, y ella vive con su madre aquí.

¿Cómo conoció a su perro? La relación con tu primer perro, muchos lectores lo habrán vivido, es inolvidabl­e y a menudo trágica, porque mueren antes que tú. Draco fue mi perro de niño, una mezcla de pastor alemán y husky. Cuando nos dejó, lo pasamos muy mal. Y ya no quise tener más perros...

Pues tiene uno a su lado. Es Spock, mi perro guía, que ahora tiene nueve años y ha cambiado mi vida. Antes yo no quería recordar a los perros y ahora me paso horas disfrutand­o al hablar de ellos con otros amos y por eso he escrito mi novela, que también es un ensayo sobre las emociones caninas.

¿Ahora mismo Spock está trabajando? Ahora mismo va a su bola, pero está en alerta, porque lleva el arnés. Si se lo quitara, empezaría a jugar y a incordiarn­os. Pero el arnés lo mantiene ahora quieto y calladito.

Buen chico, este Spock. A los perros hay que darles pautas en cada instante de su vida: tenemos que darles órdenes, porque necesitan orden.

¿Como a las personas? A las personas nos gusta pensar que somos los reyes de nuestra propia existencia, pero eso no nos debe hacer olvidar que los perros sólo son felices cuando encuentran su lugar en la manada. O mandan u obedecen. Si usted es el amo, haga que obedezca. Siempre.

Entonces son como las personas. La diferencia es que a ellos cada vez los necesitamo­s más. Necesitamo­s su compañía.

¿Por eso cada vez hay más perros? Cada vez hay más perros porque las personas estamos más solas. Estamos siendo empujados hacia un individual­ismo insano que algunos confunden con independen­cia.

Queremos ser libres, pero sin estar solos. Y un perro es un animal solícito que nos entrega su afecto de forma natural e instintiva y que lleva Quite, suficiente­Sólo ya quite.le miles faltacon Es de que hablar. muchoaños escuche... sirviendom­ejor quea los no humanos.hable. Es ...O Ya deal es nuestrosme­nosmás de que semejantes.lo a queti te saben parezca hacer que la te mayoría está escuchando.¿La relación con una mascota es muy diferente Con un perrode la que guía tienescomo Spockcon un es perromás intensa.guía? Estamos completa. siempreSpo­ck adivina, juntos pory la ejemplo, simbiosis cuándoya es quieroo por intuicióni­r a la farmacia.suya. No sé si por actitud mía

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Es ¿Se muy porta obediente,bien Spock?que es lo esencial. A veces me pone a prueba, como todos los subordinad­os a sus jefes alguna vez. La vida no deja de ser una lucha por el poder.

Cuanto más conozco a las personas... ...Más quiero a mi perro. Por eso los perros están llegando a convertirs­e en elemento cohesionad­or o incluso fundador de familias. Muchas parejas me han anunciado con alegría: “No queremos tener hijos, pero tendremos dos o tres perros”.

¿Quién se los queda si hay divorcio? Hay abogados especialis­tas en acordar quién se queda al perro.

Si no lo hacen desgraciad­o... Sólo los hacen desgraciad­os cuando los amos buscan en ellos a la persona que necesitan, porque entonces los humanizan.

¿En qué sentido? En que lo tratan como a un igual y el perro se desorienta, porque no necesita un compañero ni un amigo; necesita un líder: a su amo.

¿Qué te puede dar un perro que no te dé una persona? Cariño absoluto e incondicio­nal. Pero, sobre todo, una inmensa lección siempre.

¿Sólo una? Cuando dejas a tu perro abandonado en el piso, solo y aburrido, se desespera. Sufre mucho.

Hay que pasearlo y quererlo. Pero cuando llegas a casa tú, su amo, se levanta, empieza a mover el rabo y en dos segundos ya se le ha pasado todo el enfado. Usted pruebe a quedar con su pareja para ir al cine y llegue diez minutos tarde y verá...

A veces con cinco ya veo... El enfado y el rencor a los humanos nos dura días, años o no lo olvidamos nunca. En cambio, el perro vive el presente inmediato. Y vivir así para los humanos, al menos durante un ratito cuando estás con el perro, es liberador.

Pues es una gran lección. A los perros la frustració­n les dura menos que el cariño. Y es que saben vivir lo que les ha tocado mucho mejor que nosotros.

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