Montse Martínez
El Ayuntamiento de Barcelona lanza un llamamiento a la ciudadanía para ayudar a los menores de familias que pasen por un mal momento
VOLUNTARIA
Montse Martínez, una voluntaria que colabora con un servicio pionero del Ayuntamiento de Barcelona, descubrió a los 63 años qué supone trasladar a un bebé de madrugada al hospital y emocionarse con sus primeros pasos y palabras.
El Ayuntamiento de Barcelona quiere potenciar y captar más voluntarios para el Servicio de Familias Colaboradoras, un banco de corazones de oro. La iniciativa, que funciona desde 1983, pone en contacto a familias temporalmente en apuros –por lo general, monoparentales– con otras dispuestas a echarles una mano en el cuidado de sus hijos, ya sea por horas, días, fines de semana o temporadas de hasta seis meses, renovables en algunos casos.
Tanto unas familias como otras reciben asesoramiento constante de técnicos municipales, que estudian quiénes pueden abrir este paraguas y quiénes refugiarse debajo. Un teléfono municipal para las urgencias funciona las 24 horas del día, los 365 días del año. Actualmente, y después de ser examinadas y aprobadas por una trabajadora social y una psicóloga, 75 familias están inscritas para ofrecer su ayuda. Pero son insuficientes porque la demanda de quienes necesitan protegerse de la lluvia es superior, explica Marta Giralt, la responsable del Servicio de Familias Colaboradoras.
Esta iniciativa se creó de forma pionera en Barcelona, antes in- cluso de que la ley de protección a la infancia regulara la figura del acogimiento, con el que no compite ni entra en colisión. Las ayudas pueden ser muy flexibles y se adaptan a las necesidades de unos y otros: unas horas al día, unas vacaciones... Ir a buscar al menor al colegio y cuidarlo hasta que su madre salga del trabajo. O, en casos más extremos, una temporada más larga en la que el niño duerma incluso en la casa de sus anfitriones. Allí le darán todo el cariño del mundo, pero no pretenderán nunca sustituir a su familia, sino complementarla. Aunque todos los distritos tienen familias colaboradoras, la ciudad no está representada de manera uniforme. La mayoría se concentran en el Eixample y Horta-Guinardo, con un 19% y un 14%, respectivamente. Sant Martí, Nou Barris y Les Corts tienen sólo un 4%, y Sant Andreu todavía menos, un 3%.
Problemas legales y, sobre todo de salud y laborales, que en el 43% de los casos se solucionan en un mes, son los motivos más frecuentes de solicitudes. A diferencia del servicio de familias acogedoras que gestiona la Generalitat, las madres o padres solicitantes no pierden la tutela en favor de la Administración. Las familias que les ayudan a través del Ayuntamiento lo hacen tras llegar a un acuerdo mutuo, altruista y temporal. El año pasado fueron atendidos 73 niños, como Alan, que se considera muy especial porque tiene “una mamá y una tata”, Montse, hoy la segunda persona más importante en su vida.
En el cole o en el parque piensan que Montse, de 63 años, es su abuela. Pero llegará un día en que la madre de Alan habrá resuelto todos sus problemas y ya no necesitará que la ayuden. Montse se prepara para ese día, que ansía y teme a la vez. ¿Y cuando se vaya Alan, seguirá inscrita en el programa? ¿Acogerá a otro menor? “Sí, mientras tenga fuerzas”.
Para más información:
93-219-34-67 o sfc@bcn.cat
Los voluntarios dan todo el cariño del mundo a los niños, pero no sustituyen a sus madres, las ayudan