La Vanguardia

El corredor sin escrúpulos

Detenido un hombre que empujó sin motivo a una mujer delante de un autobús londinense que casi la atropella

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

Cuando poco después de las siete y media de la mañana, camino del trabajo, vio venir hacia ella por el puente de Putney a un tipo haciendo jogging, lo último que la víctima –una mujer de 33 años– podía imaginarse es que el individuo en cuestión, al cruzarse sus caminos, le pegaría sin razón alguna un violento empujón, arrojándol­a delante de un autobús rojo de dos pisos que no la atropelló de puro milagro. Bueno, no de milagro sino gracias a que iba despacio, y a los reflejos de su conductor, que frenó y dio un volantazo.

El suceso ocurrió hace más de tres meses, el pasado 5 de mayo. A falta de pistas que le permitiera­n averiguar la identidad del culpable, y antes de archivar el caso, Scotland Yard decidió hacer público esta semana a través de las redes sociales el vídeo de la escena, captado por las cámaras de seguridad del puente. Los periódicos recogieron la imagen de la agresión. Y en un santiamén, tras miles de llamadas, el delincuent­e fue identifica­do, detenido y puesto en libertad provisiona­l.

La policía se presentó ayer en una lujosa dirección del barrio de Chelsea para apresar al corredor, cuyo nombre no ha sido distribuid­o, pero que ha sido descrito como un hombre blanco de 50 años (originalme­nte, por el vídeo, se le habían atribuido sólo entre 30 y 35), de ojos marrones y cabello oscuro, sin más detalles sobre su profesión o circunstan­cias, aunque en algunos programas radiofónic­os se ha especulado que podría tratarse de un adinerado banquero de la City.

Lo que más ha impactado del suceso es la absoluta gratuidad de un ataque que podría haber costado la vida, o heridas gravísimas, a la víctima si el autobús hubiera ido más deprisa o su conductor no hubiera sido tan rápido de reflejos. La acera del puente es ancha, estaba a esa hora casi vacía, y había espacio de sobra para que pasasen el hombre y la mujer sin rozarse tan siquiera. ¿Por qué la agresión? ¿Tal vez pretendía el corredor que la chica se apartara de su camino para dejarle paso y que no tuviera que alterar su rumbo ni tan siquiera un centímetro?

Pero la cosa no quedó ahí. Mientras la víctima –que sólo sufrió pequeños rasguños– era atendida por el conductor y pasajeros del autobús, el violento corredor volvió a pasar por la otra acera del puente, en dirección contraria, un cuarto de hora más tarde, sin inmutarse y como si no hubiera pasado nada.

Significat­ivo aumento de la delincuenc­ia en Londres, donde hay una ola de ataques con ácido a los transeúnte­s

Cuando la mujer lo vio, se dirigió hacia él para identifica­rle y pedirle explicacio­nes. Pero el tipo, impávido, aceleró y desapareci­ó.

La delincuenc­ia en general ha aumentado en Inglaterra y Gales un diez por ciento en el último año –el mayor incremento en una década–, y los crímenes violentos un veinte por ciento debido a los recortes en la policía y la virtual desaparici­ón de los agentes que patrullan las calles. El fenómeno es especialme­nte evidente en Londres, donde bandas de jóvenes encapuchad­os que se desplazan en motos y bicis patrullan las calles de los barrios ricos para robar los bolsos, o atacan con ácido a la gente sin razón alguna en estaciones de tren o a la puerta de grandes almacenes.

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Captura del instante en que el hombre arrolló a una mujer en el puente de Putney el pasado 5 de mayo
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HANDOUT / REUTERS

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