Amy y Goldie: la marabunta
Descontroladas Dirección: Jonathan Levine Intérpretes: Amy Schumer, Goldie Hawn, Christopher Meloni, Óscar Jaenada Producción: EE.UU., 2017. Duración: 90 minutos. Comedia.
Quizás resulte orientativo reparar en que uno de los productores de
Descontroladas es Paul Feig, el autor de La boda de mi mejor amiga,
Espías, Cuerpos celestiales y Cazafantasmas. Adalid de la comedia desmadrada, Feig ha dado prioridad en sus películas a los personajes femeninos, regalando papeles de lucimiento a destacadas actrices cómicas de la nueva ola, como Kristen Wiig, Melissa McCarthy o Kate McKinnon, aunque también a otras más veteranas, como Sandra Bullock. En se reparten el pastel una estrella del presente, Amy Avanti!, DescontroladasSchumer (cuyo físico sería el idóneo para un eventual remake de pongamos que con Adam Sandler en el papel de Jack Lemmon), y una del pasado, una reina de la comedia de los setenta-ochenta, Goldie Hawn, que vuelve a la gran pantalla tras quince años de ausencia. En la película del impersonal Jonathan Levine interpretan a madre e hija, de caracteres contrastados, más bien payasas ambas, que se toman unas vacaciones en Ecuador, son secuestradas y llevadas a Colombia y acaban viviendo una aventura en pleno Amazonas más peligrosa que la de Charlton marabunta; Heston en Cuando ruge la
de hecho, ellas son la marabunta: que se lo pregunten, si no, al pobre secuestrador, que se parece a Cantinflas y a Anthony Quinn pero es Óscar Jaenada.
Esta trama alocada, fundamentada en el pánico del turista americano al secuestro (en Sudamérica, en Europa, donde sea), daría para una obra de terror modalidad torture porn, y acaso saldríamos ganando. Porque como comedia,
Descontroladas es muy elemental, predecible, irritante en algunos tramos. Aunque, todo hay que decirlo, tiene algunas escenas inspiradas, ya sea por el lado escatológico (una extracción de solitaria, por ejemplo) o a través de gags físicos que funcionan: el salto en liana de un sosias de Indiana Jones, el camión que arranca en el momento menos oportuno… Son pocas pero se agradecen como agua bendita. Lo demás es pura gestualidad, recital continuo de Schumer y Hawn para gozo y éxtasis de sus admiradores. / J. Batlle