La Cambra pide que los turistas de la costa no visiten Barcelona
El presidente de la entidad propone una tasa disuasoria
El presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, Miquel Valls, declaró en una entrevista a la agencia ACN que la tasa turística que el Ayuntamiento de la capital catalana quiere imponer a los operadores turísticos para gravar a las personas que realizan visitas de un día a la ciudad debería ser “cuanto más elevada mejor”. Valls rechaza a los excursionistas que no pernoctan en la ciudad al considerar que no dejan dinero. “El que venga a ver esto como si fuera un parque temático que vaya a otro lugar. Si en la Costa Daurada tienen Port Aventura, si no les basta con eso, ¿por qué han de venir un día a Barcelona?”, subrayó Miquel Valls.
“Este turismo no lo queremos, queremos turismo de calidad”, manifestó el presidente de la Cambra, en pleno debate sobre la turismofobia. También lamentó que Barcelona esté viviendo “una especie de invasión turística”. Atendiendo a la cifra de los 17 millones de excursionistas –los visitantes que no pernoctan en la ciudad–, Valls insistió en el mensaje de que quiere “menos turistas y más calidad”. Ha seguido arremetiendo contra los integrantes de este colectivo, “que llenan la Rambla y la Sagrada Família, pero no gastan nada e incluso van con el pícnic de sus hoteles”. Por eso reclamó que “se queden en la Costa Brava o en la Costa Daurada, que no vengan a Barcelona. Y el que venga que pernocte aquí o que pague una tasa”. Pero Valls evitó proponer una cifra económica aunque sí indicó que, tal como plantea el Ayuntamiento, deben ser los touroperadores que organizan viajes de un día a Barcelona los que deben asumir el pago de esta suerte de impuesto.
El Ayuntamiento está ahora estudiando cómo aplicar este gravamen a partir del año que viene. Lo más probable es que se dirija a las visitas organizadas por touroperadores,
“Que se queden en la Costa Brava o la Costa Daurada, que no vengan a Barcelona”, dice Miquel Valls
que seguramente repercutirían este pago extra a sus clientes. Los cruceristas no lo pagarían ya que ya abonan el impuesto turístico de la Generalitat. Tampoco aquellas personas que visitan Barcelona por su cuenta al margen de paquetes organizados.
Las declaraciones de Valls se producen en el momento más álgido del debate por la turismofobia. En las zonas más solicitadas de la ciudad han aflorado pintadas contra el turismo masivo por las molestias que ocasiona a los residentes y por la gentrificación. El sábado, alrededor de 200 vecinos de la Barceloneta volvieron a sacar sus pancartas a la calle para recordar los tres años que llevan reclamando que no se permitan más apartamentos turísticos, que se frene la especulación con sus pisos y que no se “privatice” el espacio público como la playa. También que se pongan medidas para evitar los comportamientos incívicos de los que son testigos los ciudadanos de este barrio.