No basta con teleasistencia
Nadie parece haberse creído la ley de Dependencia, esa norma que iba a adaptar el Estado de bienestar a la pirámide de población y a un país donde ya no hay una mujer de la casa que se ocupe de sus niños, sus padres, sus suegros, sus enfermos... Parecía que ese avance iba de veras. Pero la crisis lo aparcó todo y la situación actual es casi un escarnio. Las asistencias que se autorizan tras meses o años de demora no cubren en absoluto las necesidades de los dependientes, máximo una hora de lunes a viernes, aunque el asistido no pueda moverse de la silla de ruedas y en la casa no haya ascensor. Los responsables de servicios sociales denuncian que todo es tan baratito, tan low cost, que prácticamente lo único que se ha extendido es la teleasistencia, un servicio de emergencia que se liquida con 25 euros al mes. El nuevo sistema de financiación que la ministra Dolors Montserrat asegura que se está ultimando tendrá que cambiar radicalmente el panorama.