La Vanguardia

Persiguien­do kenianos

Adel Mechaal, cuarto, acaricia el podio de los 1.500 m en una carrera de vértigo

- SERGIO HEREDIA Londres Enviado especial

Dos técnicos del mediofondo le daban a la cabeza de buena mañana.

Conversaba­n frente al palacio de Buckingham, a cuyos pies discurrían las pruebas de la marcha atlética. Como no acababan de cuajar los marchadore­s españoles (el mejor de ellos fue Álvaro Martín, octavo en los 20 km; Laura García-Caro acabó novena entre las mujeres, en la misma distancia), la charla sobre el mediofondo daba para mucho.

José Antonio Prieto (47) y Juan Ramón Moya (51), pues así se llaman esos técnicos, le daban vueltas y vueltas a la final del 1.500 m, que se debía disputar a media tarde. A ambos les gusta todo esto del mediofondo. Como atletas tienen su pasado. Prieto, que dirige a Marc Alcalá, había registrado 1m48s en los 800 m. Moya, el padre y entrenador del andorrano Pol Moya, había marcado 3m42s en los 1.500. Aquello ocurría en los noventa.

Es fácil adivinarlo. Ambos hablaban de Mechaal. Decía Prieto: –Si la carrera sale lenta, sus posibilida­des son escasas.

–Otra cosa es que el ritmo se lance. Que la aceleren los kenianos, que tienen tres hombres, y la limpien. De ser así, las posibilida­des de Adel Mechaal crecerán de forma considerab­le.

Se basaban en análisis concienzud­os y en entrenamie­ntos previos. En las últimas semanas, Mechaal y Pol Moya habían compartido algún entrenamie­nto en el Estadi Comunal de Andorra.

Y en percepcion­es. También se basaban en percepcion­es.

A grandes rasgos, los técnicos acertaron: anoche, Mechaal acabó cuarto, a apenas dos décimas del podio (3m34s71), solo por detrás de Manangoi, Cheruiyot y Filip Ingebritse­n, el mediano de la saga de hermanos noruegos.

En las últimas semanas, Mechaal (26) tenía buena pinta. Había estado muy bien en las dos primeras rondas en Londres. Y había economizad­o su esfuerzo a cada zancada.

Necesitaba ser sexto en las series del jueves. Sexto había sido. Necesitaba ser quinto en la semifinal. Y quinto fue.

Y luego, en la zona mixta, repetía la cantinela. Decía: –Ojalá la final salga rápida. Y entonces desgranaba sus argumentos. Que si Manangoi y Cheruiyot son los hombres fuertes. Que si suerte que eliminaron a Iguider en las semifinale­s. Que si Centrowitz, el campeón olímpico, ha llegado

tocado y por eso estaba fuera... Y alguien le preguntaba: –Lo tiene todo previsto, ¿no? –Me gusta estudiar a los otros. Acostumbro a mirar lo que hacen mis rivales, desde luego que sí.

Con tanto estudio y tanta vuelta de tuerca, lo lógico es que Mechaal, el primer español en una final mundial del 1.500 m desde Daegu 2011 (entonces Manuel Olmedo fue cuarto), se manejara de maravilla en la carrera decisiva de anoche. Lo hizo. Entre otros motivos, porque sus rivales se lo facilitaro­n: vimos a Manangoi, Cheruiyot y Kiprop conversand­o sobre el tartán, justo antes del disparo de salida. Y luego, el vértigo. Justo lo que habían previsto los técnicos que abrían esta crónica. Salieron Cheruiyot y Manangoi, se puso a cola Kiprop –era el jefe: defendía tres títulos mundiales–, y por en medio maniobró Mechaal.

La vuelta se cruzó en 61 segundos, y entonces la cosa se disparó. Cheruiyot estiró la zancada y también el grupo, que se proyectó hasta el 1m57s en el 800 m.

A esas alturas, los kenianos ya iban en fila. Ingebritse­n y Mechaal ganaban posiciones, para colocarse justo en su rebufo.

Se produjo ahí un detalle técnico. Ingebritse­n llegó antes hasta los kenianos. Y metió el cuerpo. Lanzado el kilómetro en 2m24s, la última vuelta fue un correcalle­s. Kiprop se bajó del carro. Acabó noveno.

Manangoi y Cheruiyot ganaron un paso. E Ingebritse­n y Mechaal se jugaron el bronce en la recta. Mechaal quiso pasar por dentro. Ingebritse­n le cerró la puerta. Les separaron dos décimas.

Y luego, entre llantos, Mechaal explotó:

–Ha sido la última jugarreta del noruego. O la última guarrada, como la quieran llamar. Pero me voy satisfecho. He pasado un año durísimo (procesado por dopaje, acabó absuelto). He pasado 30 controles y he demostrado que estoy limpio. Me duele que se dude de mí.

UN ATLETA LIMPIO “He demostrado que estoy limpio: he pasado 30 controles este año; me duele que se dude de mí”

 ?? SRDJAN SUKI / EFE ?? Manangoi corre hacia el oro, por delante de Cheruiyot, Ingebritse­n y Mechaal, anoche en Londres
SRDJAN SUKI / EFE Manangoi corre hacia el oro, por delante de Cheruiyot, Ingebritse­n y Mechaal, anoche en Londres
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