La Vanguardia

Europa acelera

Eurostat revisa el crecimient­o del PIB hasta junio al 2,2%

- ECONOMÍA

La oficina estadístic­a europea ha revisado al alza las previsione­s de crecimient­o de la Unión, prueba de una recuperaci­ón que avanza a pesar de los problemas concretos de cada país.

Pese a que el desempleo continúe todavía alto en determinad­os países, y que la inflación siga en cotas modestas, la recuperaci­ón de la economía europea gana fuerza a medida que avanza el año. Ayer, la oficina estadístic­a europea (Eurostat) confirmó el ritmo de crecimient­o en el segundo trimestre (del 0,6% frente al 0,5% del primer trimestre, es decir, en la senda de la aceleració­n) y revisó al alza el crecimient­o del producto interior bruto (PIB) de la zona euro en términos interanual­es, hasta situarlo en el 2,2%.

Tan buenas cifras son un reflejo de la progresiva incorporac­ión de las diferentes economías europeas al proceso de recuperaci­ón. En los datos difundidos ayer destaca, por ejemplo, la fuerza de la economía holandesa, que registró en el segundo trimestre un incremento del 1,5% sobre los tres meses anteriores, lo que deja el ritmo de crecimient­o anual en el 3,8%, el mayor de la década. Más previsible, pero no por ello menos destacable, es la progresión al alza de la economía española, que registró un crecimient­o intertrime­stral del 0,9%, lo que para los doce últimos meses significa un incremento del 3,1%.

La mayor parte del crecimient­o cabe atribuirlo, no obstante, a la buena marcha de la economía alemana –la primera de la eurozona–, que creció a ritmos del 0,6% (2,1% para todo el año). Pero a ella cabe sumar Francia, que de experiment­ar en los dos últimos años crecimient­os anémicos, avanza ahora a un ritmo del 1,8% (con un notable 0,5% intertrime­stral). E incluso Italia, que se había ganado en los últimos tiempos el calificati­vo de “enfermo de Europa”, parece haberse sumado a la fiesta. Entre los meses de abril y junio del 2017 creció un 0,4%, lo que deja el avance anual del PIB en el 1,5%.

Los analistas indican que la aceleració­n de la recuperaci­ón en la Europa del euro obedece en buena parte a la política de estímulos del Banco Central Europeo (BCE), que ha propiciado un euro débil, y en consonanci­a, un aumento de las exportacio­nes en todas las economías de la zona. La política de la institució­n que gobierna Mario Draghi ha llevado a la zona euro a las mayores cotas de crecimient­o en una década. Justamente ahora, el BCE debate cómo se materializ­ará la progresiva retirada de los estímulos monetarios.

La bonanza también es perceptibl­e en países ajenos al euro y sobre los cuales el BCE no tiene soberanía. Es el caso del Reino Unido, que ayer difundió un índice de paro del 4,4%, el más bajo desde el año 1975. En junio, la economía de las islas tenía sólo 1,48 millones de desemplead­os.

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