Aceptar el diálogo

Vivimos una situación muy complicada sobre el futuro de Catalunya. Coincidimos en ello la mayoría de ciudadanos, aunque, naturalmente, en mayor medida nosotros los catalanes, tras comprobar que no se llega a acuerdo alguno. Volviendo atrás, pienso que el nuevo Estatut del 2006, que propuso el Parlament, que fue aprobado también por el Congreso y que era una buena herramienta, habría permitido mantener una España unida. No pudo ser porque el PP lo impidió vía TC, adornado con la exhibición de firmas con Rajoy al frente.

Fue entonces cuando se inició el distanciamiento que poco a poco ha ido creciendo de manera clara. Y digo clara porque de un separatismo relativo se ha pasado en once años a un porcentaje de más del 40% por numerosas razones, muchas de las cuales comparto. ¿Es insuficiente este 40% para justificar el planteamiento de un referéndum para decidir el futuro dentro o fuera del Estado? Quizás no sea suficiente, pero puede que sí justificable, porque entre el 60% restante hay sensibilidades muy distintas que alimentan la sensación de que España es injusta con Catalunya, diferente del “nos roba”.

A estas alturas, y no siendo independentista, me cuesta entender cómo es posible que desde el Gobierno central no se den cuenta de que su postura de no aceptar un diálogo sobre el alcance del autogobierno sigue entorpeciendo el acercamiento necesario. Y, por desgracia, así nos va.

GONZALO VIDAL-QUADRAS Suscriptor Puigcerdà