Ni operaciones ni reanimación: todo está hablado
“No le operarán de la escoliosis. En el hospital lo hacen, lo sé, pero es tan dura la intervención que podría no salir de ella”. Inmaculada Rubies, la madre de Fabiola, es plenamente consciente de que esa deformación de su columna vertebral configura los órganos de Fabiola de forma anómala. “Pero lo tengo hablado claramente”. Es una de las funciones esenciales del equipo de paliativos. Todos los que vean su historia clínica sabrán que la madre de Fabiola prefiere evitar el ingreso en el hospital y que rechaza medidas de reanimación si la progresión de la escoliosis le provoca, por ejemplo, una insuficiencia respiratoria. “No quiero verla sufrir, no quiero alargar su agonía. Entiendo la reacción de los padres de Charlie Gard que lucharon por un poco más, por esa otra posibilidad, por remota que fuera. Quizá es cuestión de tiempo. Yo me he tenido que reinventar con Fabiola y tengo muy claro que no quiero verla sufrir ni voy a permitir nada para alargarle la agonía”. Con el equipo de Vall d’Hebron “lo hemos hablado todo. Incluso de que te sientes juzgada, muy juzgada, por tus decisiones. Es duro no operar a tu hija. Pero lo he meditado mucho”. Inmaculada se apoya en su madre –ella está sola con los dos hijos–, la familia “y un tesoro de amigas”. Dice que ha aprendido a disfrutar “incluso de ese café con una amiga en medio de tres meses de hospitalización”.