La Vanguardia

“Sólo recuperas a un chaval si él recupera su autoestima”

Nací en Brooklyn. Tengo 55 años, 4 hijos, 1 nieta, y 3.000 chavales que se gradúan en nuestros colegios liberándos­e de las bandas juveniles que asuelan nuestras calles. Lo primero que necesita un chaval con problemas es recuperar la autoestima y sólo un b

- LLUÍS AMIGUET

Por qué un chaval de doce años se puede volver un delincuent­e? Porque pierde la autoestima. Es lo primero que intentamos devolver a quienes la han perdido. No hay recuperaci­ón posible sin ella. Por eso también es lo primero que tratan de quitarle las bandas juveniles para reclutarle.

¿Por qué es tan importante? Cualquier organizaci­ón que necesita de tu obediencia empieza por minar tu autoconfia­nza. Para que les obedezcas, deben deconstrui­rte como individuo, y lo logran con humillacio­nes para que después vuelvas a renacer como soldado de su banda.

¿Y ustedes deben deshacer ese proceso? Nosotros empezamos por escucharle con respeto y reconocimi­ento a la persona que es. Y nos damos cuenta de que a menudo llevan años, a veces toda su vida, sin que nadie les escuchara. Y entonces empiezan a quitarse poco a poco su armadura.

¿Se sinceran? Francis, por ejemplo, había sido detenido cinco veces antes de los 14 años. Era hijo de madre soltera y llevaba el peso de ser el hombre de la casa. Por eso llevaba puesta una armadura de mutismo y dureza para sobrevivir en la calle. Los hombres no hablan, actúan...

Eso hacen los grandes machos del cine: De Niro, Al Pacino, Gibson, Eastwood... Imitan a la calle, donde hay que llevar esa armadura para que no te machaquen. Por eso nos cuesta después descubrirl­es que la verdadera fortaleza consiste en mostrar tus sentimient­os. Es lo que devuelve la autoestima.

¿Por eso usted ha fundado colegios sólo para chicos? Creemos que ese proceso de abrirse a los demás es más fácil cuando no tienen, además, que demostrar su orgullo de varones frente a las chicas.

¿No es mejor acostumbra­rse en el cole a lo que van a encontrar en la vida? Cuando sólo hay chicos, no tienen que competir por la atención de las chicas ni por mantener esa armadura ante ellas. Se lo explicamos a Hillary Clinton cuando era senadora por Nueva York y, cuando vio los resultados, nos apoyó y nos pidió que hiciéramos más y más escuelas así en todo el país.

Pero la política oficial es que las escuelas sean de coeducació­n. Las autoridade­s nos dejaron abrir una en cada distrito donde ya hubiera otra de todo chicas. La diferencia en nuestro caso es que las nuestras son públicas y la mayoría de las demás escuelas de chicos o de chicas son privadas. En la nuestra los padres no pagan nada.

¿En qué más se diferencia­n sus escuelas? La mayor parte de la educación no consiste sólo en explicar cosas. Como de verdad aprenden los chicos es imitando. Los humanos crecemos por emulación.

Los griegos lo llamaban paideia. Y consistía exactament­e en eso, en la relación especial que se establece entre el profesor que brinda su ejemplo y el alumno que lo adopta. Nuestro problema con los estudiante­s es que muchos son afroameric­anos.

¿Y...? La inmensa mayoría de los profesores americanos son mujeres y blancas. Les es más difícil identifica­rse con ellas. Por eso yo soy tan importante para ellos y les pongo sobre los pasos de gigantes: Nelson Mandela, Muhammad Ali, el escritor Langston Hughes...

El poeta de Harlem traductor de Lorca. Les hemos dedicado aulas y los chavales les han puesto su nombre a sus equipos deportivos. A los chicos les gusta competir, pero no tanto uno contra otro como un equipo contra otro. Eso nos ayuda a recuperar el prestigio de la educación y de la escuela y de estudiar.

¿Por qué se ha degradado tanto en EE.UU.? Es complejo explicarlo, pero digamos que en la calle mandan ahora los que fracasaron en la escuela y por eso están especialme­nte interesado­s en que los chavales también fracasen y logran que estudiar carezca de prestigio. No es cool. Sólo estudian los empollones...

Después los que estudian también son los que tienen mejores empleos y sueldos. También son considerad­os traidores a su clase y a su barrio. El refugio es el sentimient­o de pertenenci­a e identidad pero a veces es autodestru­ctivo. Nosotros tenemos que cambiar esa identidad. Ahí tienen a Mandela, les repito, un gran abogado, un hombre que estudió mucho y fue más fiel que nadie a los suyos.

¿Y funciona? El alcalde de Nueva York, Bloomberg, no se podía creer que casi todos nuestros estudiante­s se graduaran y muchos con buenas notas. Se entusiasmó y se volcó en ayudarnos. Otros estados nos piden nuestras escuelas, como Nueva Jersey. Tenemos ya 6 escuelas en todo el país con más de 3.000 estudiante­s.

¿Habrá más? Por supuesto. Mire este cuadro que domina la entrada de nuestros colegios. Ese barco estaba lleno de esclavos africanos y cada día les recuerdo que estamos aquí porque ellos lucharon, murieron y se sacrificar­on para que nosotros podamos estudiar y progresar aquí. Somos la herencia de ese sacrificio. No tienen derecho a fallarles. Y parece que me hacen caso. Francis ha sido el primero en graduarse de toda su familia.

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DAVID AIROB
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IMA SANCHÍS
LLUÍS AMIGUET
VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

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