La hora de la unidad y la solidaridad
Albert Batlle Bastardas
Cuando a petición del diario escribo unas líneas de urgencia, todavía no sabemos las circunstancias concretas del grave incidente en la Rambla. Desgraciadamente todo hace pensar que todo lo que era previsible y muy probablemente inevitable, ha sucedido. El fanatismo criminal que en los últimos años hemos visto en calles de ciudades de Europa y del mundo ha aparecido final y fatalmente aquí.
Es la hora, por encima de todo, de la solidaridad con las víctimas y sus familiares. Y es la hora de la unidad que sin duda se producirá. Unidad entre todas las instituciones: el Estado, la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona. La unidad de toda la sociedad para ofrecer apoyo solidario a las víctimas. Y también la unidad y la colaboración entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Durante meses y años, las diversas policías que operan en el país: el cuerpo de Mossos d'Esquadra, la Guardia Civil, el Cuerpo Nacional de Policía, la Guardia Urbana de Barcelona hemos venido trabajando para hacer frente a este posible y fatal escenario. No puedo más que señalar la lealtad institucional con la que todos han trabajado en el pasado, con la que lo están haciendo en estos momentos y con la que lo seguirán haciendo en las difíciles horas y días que tenemos todos por anticipado. La permanente activación de la mesa de evaluación de la amenaza terrorista y el intercambio constante de información entre los cuerpos de seguridad y las agencias de información han evitado sin duda la comisión de acciones como la que hoy se ha producido.
Un ataque de estas características tiene un elemento de imprevisibilidad que lo hace más cruel todavía. Las agencias de seguridad de los diferentes países y los analistas de las unidades de información de los diferentes cuerpos policiales trabajan con rigor en la prevención de todo lo que pueda ser previsiblemente evitable. Pero comprobamos una vez más que en ningún lugar se puede evitar la furia de quien no se detiene ante ningún obstáculo para realizar su propósito criminal.
Unimos el llanto de Barcelona al de tantos otros lugares donde se han producido hechos como los que hoy ha sufrido nuestra ciudad. Mañana será la hora del análisis. Pero que no dude nadie que, por encima del terror hoy confirmado y de la magnitud de la amenaza, tenemos que confiar en el trabajo riguroso, coordinado y fiable de nuestras policías. En el pasado hicimos frente, con éxito final, a nuestro terrorismo interno. Hoy y mañana, con las mismas herramientas de la unidad social, institucional y policial, seguro que acabaremos con el flagelo de la presente actividad terrorista.
Un ataque de estas características tiene un elemento de imprevisibilidad que lo hace más cruel todavía