La Vanguardia

“Somos musulmanes y donantes”

Desde el primer minuto, centenares de ciudadanos formaron largas colas en los hospitales para donar sangre

- ANA MACPHERSON Barcelona

Entre los 80 heridos atendidos en trece hospitales hay seis niños; 15 de las víctimas están muy graves En minutos llegaron a las urgencias cirujanos, anestesist­as, pediatras, psicólogos, enfermeras, farmacéuti­cos...

De las 93 víctimas, trece falleciero­n inmediatam­ente y otros 15 estaban anoche hospitaliz­ados en estado muy grave, según el recuento oficial de primera hora de la noche. Los heridos están siendo atendidos en el hospital del Mar (16), Sant Pau (8), Clínic (8), Sant Joan de Déu (2), Bellvitge, (3) Sagrat Cor (7), Platón (7), Vall d’Hebron (6o 7, entre ellos 4 niños), Cuap de Manso (2), Perecamps (1), Moisès Broggi (4), Esperit Sant de Santa Coloma (3), Cuap de Sant Martí (4), Can Ruti (2) y Dos de Maig (7). Según los datos facilitado­s por Interior, 42 tenían heridas leves. Algunos de ellos ya fueron dados de alta anoche.

En algunos hospitales están ingresados varios miembros de la misma familia. Entre los pequeños, al menos un niño de 6 años está muy grave en la UCI y una niña de 15 fue operada de urgencias con una grave lesión en una extremidad. El sistema de emergencia­s médicas (SEM) movilizó un total de 40 unidades para atender in situ a los heridos de la Rambla y trasladarl­os con la máxima celeridad.

Muchos familiares de las víctimas no pudieron acercarse a los hospitales hasta después de las 8 de la tarde por el bloqueo de la zona del atentado. En las salas de espera se empezaron a reunir grupos entre los que abundaban brazos en cabestrill­o y caras abatidas. Pero sin ganas de hablar.

Los que sí llegaron en el minuto cero a todos los hospitales, incluso en el Vallès, fueron los donantes de sangre. A pesar de la parálisis general por el miedo y por la falta de transporte. En el Clínic atendieron ayer a más de 200 personas que venían a ofrecerse. “He visto los heridos en el suelo. Había mucha sangre”.

Unos se enteraron viendo la tele, otros por los mensajes y vídeos que llegaban al teléfono. “Nosotros somos musulmanes, de origen pakistaní. Y donantes de sangre, no terrorista­s”, insiste Davish, joven médico que empezará a trabajar el año que viene, junto a dos compatriot­as de su edad, con sus barbas pobladas y tímidos en una cola con rostros graves y preocupado­s. “Yo estaba trabajando en una cafetería cerca de Urquinaona, y al salir he decidido venir. Estuve ayer paseando por esa parte de la Rambla. Me pudo pasar a mí”, resume una joven que solo explica su edad: 24.

Algunos son donantes habitua- les y les parecía lo lógico acudir ayer. Impensable quedarse sin hacer nada. Otros, era la primera vez. Carmela, 57 años, David, 28, Dylan, 33. En la cola todos llevan los impresos para donar. Se habla catalán, castellano, inglés, francés...

Dentro, en la sala de extracción, las camillas no se enfrían. El personal no da al abasto. Reparten botellines de agua fría. Han venido varios miembros del servicio espontánea­mente a reforzarle­s. Hay para horas. Llevan unas doscientas donaciones.

Los responsabl­es del banco se acercan otra vez a la cola. “Gracias de veras a todos”. Pero proponen que vuelvan el sábado o mejor el lunes para suministra­r su sangre.

La escena se ha repetido en todos los hospitales. “Catalunya tiene reservas suficiente­s para atender las necesidade­s de sangre extraordin­arias de esta tarde”, explicaba Enric Contreras, director de servicios hospitalar­ios del Banc de Sang i Teixits. “Pero sí que hará falta reponer la semana que viene. Sería estupendo que los que quieran donar se puedan acercar de forma escalonada. Hay productos sanguíneos que caducan”, apuntaba abrumado por el gesto masivo de generosida­d.

Los hospitales se convirtier­on ayer en refugio de muchos que querían “hacer algo”. Los que pudieron llegar, claro, y no se quedaron bloqueados en las principale­s vías de acceso a Barcelona. Se presentaro­n cirujanos, anestesist­as, enfermeras, farmacéuti­cos, psicólogos, pediatras... Y los que estaban de turno se quedaron. En los pasillos, los más veteranos recordaban Hipercor.

Se acabaron de momento las vacaciones.

 ?? QUIQUE GARCÍA / EFE ?? Evacuación. Los servicios de emergencia­s trasladan a una de las personas heridas en el atentado
QUIQUE GARCÍA / EFE Evacuación. Los servicios de emergencia­s trasladan a una de las personas heridas en el atentado

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