El lobo mutilado
La seducción Dirección: Sofia Coppola Intérpretes: Colin Farrell, Nicole Kidman, Kirsten Dunst, Elle Fanning Producción: EE.UU., 2017. Duración: 94 min. Drama
En un bosque bello, brumoso, de cuento genuino, una adolescente con su cesta busca setas. Podría ser Caperucita Roja. Pronto encuentra al lobo: un soldado de la Unión herido de gravedad (estamos en plena guerra de Secesión americana), al que ayudará y llevará donde ella vive, un caserón gótico que es escuela de señoritas sureña, semiabandonado y decadente, con los esclavos huidos. Entre muchachas y docentes hermosas, donde el sexo obviamente es materia reprimida, el lobo causará un pequeño seísmo emocional. Si esta sinopsis les es familiar es que vieron
El seductor, la película dirigida por Don Siegel en 1971 con Clint Eastwood de protagonista, inspirada en una novela de Thomas Cullinan. Eastwood gozaba ya de enorme popularidad gracias a los spaghetti westerns de Leone y ese mismo año protagonizaba, también bajo la batuta de Siegel, Harry el Sucio. Símbolo viril, su paso por
El seductor, película suavemente misógina, no dejaba de ser una singular metáfora de la castración.
Ahora la mirada es netamente femenina, por no decir feminista: con La seducción, Sofia Coppola regresa al territorio de su ópera prima, la celebrada Las vírgenes
suicidas. Pero es también una mirada nada condescendiente, llena de claroscuros, ambigüedad y notoria crueldad interna. Todo acaece en el interior del caserón, la guerra queda desplazada, se oye a lo lejos. Como en Somewhere, una de las obras más personales de la cineasta, una cierta frialdad expositiva actúa de filtro para atenuar la emanación de las pasiones. Aquí lo primordial es la atmósfera, sombría y turbadora. Por lo demás, La
seducción es un ejercicio de estilo de raíz clásica, apoyado en una duración razonablemente humana (la hora y media que antes era de rigor), la solvencia de las interpretaciones (Colin Farrell está correcto, pero le superan las actrices: Elle Fanning, Nicole Kidman y Kirsten Dunst tienen grandes momentos de lucimiento) y la distinción de la fotografía, una labor muy creativa de Philippe Le Sourd. Inteligente, sutil y delicada película.