El tren eléctrico de Luc
Valerian y la ciudad de los mil planetas Dirección: Luc Besson Intérpretes: Dane DeHaan, Clara Delevingne, Clive Owen, Rihanna Producción: Francia, 2017. Duración: 137 minutos. Ciencia ficción
Hace ya más de treinta años, cuando presentó sus primeros largometrajes, Le dernier combat (rebautizada aquí Kamikaze 1999, que ya es rebautizar) y Subway, Luc Besson fue recibido, por sus grandes ambiciones, espíritu posmoderno y rupturista, como el nuevo enfant terrible del cine francés. Hoy por supuesto es menos enfant yde terrible no tiene nada ya, si es que lo tuvo alguna vez. Su carrera ha sido tan variada como estimulante. Por un tiempo parecía el Cecil B. de Mille gabacho por sus proyectos faraónicos: El quinto elemento o Juana de
Arco. Y, como productor, fenicio avispado, el George Lucas de nuestro país vecino: las sagas Taxi,
Transporter o Venganza han dado mucho, mucho dinero en las taquillas de todo el mundo. En años recientes, el Luc Besson director productor, salvo puntuales excepciones como Lucy, parece haberse infantilizado o haber encontrado un gusto peculiar en los productos de entretenimiento para espectadores jóvenes, como demuestran la trilogía iniciada con Arthur y los
Minimoys, la simpática Adèle y el misterio de la momia y, ahora, Valerian y la ciudad de los mil planetas.
Con su nueva película, Besson retorna a la space opera que tanto éxito le reportara con El quinto elemento. El parecido acaba aquí,
pues Valerian y la ciudad de los mil
planetas, adaptación de un cómic de Pierre Christin y Jean-Claude Mézières, es más ligera, más naif y en algunos momentos candorosamente kitsch: el diseño del planeta Mül, donde viven en plena armonía con la naturaleza unos seres pacíficos, es delicioso por sus colores y sus escenarios. La aventura y muchas iconografías conectan sin prejuicios con el universo lucasiano. Todo es bello y a la vez banal: Besson ha encontrado el perfecto tren eléctrico que le devuelve la niñez perdida. Fuera de toda duda está su categoría como realizador: en tiempos donde la mayoría de
blockbusters nos llegan mal rodados y peor montados, la epopeya de Besson está ejecutada con mano de artesano de la vieja guardia. No es Luc, nunca lo ha sido, un zoquete.