Fuego que no quema
La torre oscura Dirección: Nikolaj Arcel Intérpretes: Idris Elba, Matthew McConaughey, Tom Taylor, Katheryn Winnick Producción: EE.UU., 2017. Duración: 95 minutos. Fantástica
McConaughey, que es el malo de la función y un as de la magia, se pasea en un par de momentos con una llama en la palma de la mano. Esa imagen, sin pretenderlo, es la metáfora de La torre
oscura: fuego y fuegos artificiales que no queman, ruido y furia que no aturden, dejan indiferente. Poca justicia le hará a Stephen King, autor de la saga escrita a lo largo de treinta años y que él considera su obra capital, esta adaptación de factura estándar, que cuenta con respetables nombres en la producción (Ron Howard) y el guion (Akiva Goldsman) pero con un director, ¡ay!, incapaz de insuflar emoción a la criatura. Esa es la tragedia, no el material de base, que con su mezcla audaz de fantasía heroica, western y ciencia ficción podría haber dado, en manos más diestras (Spielberg o Bayona), un espectáculo atractivo y apasionante. Lo que el danés Arcel nos ofrece más bien recuerda a la calamitosa El aprendiz de brujo, de Jon Turteltaub. Lo mejor, el porte de pistolero de Idris Elba. /