Guerra fría
Algunos historiadores consideran que la guerra fría fue la tercera guerra mundial. Mirándolo en perspectiva no les falta razón. Dos bloques, Este y Occidente, se enfrentaron en innumerables batallas con un objetivo final: el control del mundo. EE.UU. perdió en Vietnam, la URSS sucumbió en Afganistán, pero las democracias europeas lideradas por Washington ganaron aquella guerra secreta que tuvo muchas páginas negras, como las relativas a cómo se cortaron de raíz el auge del socialismo en América Latina y las libertades civiles en Cuba.
El colapso de la Unión Soviética propiciado en parte por el desarrollo de la tecnología occidental –principalmente norteamericana– hizo sucumbir el modelo que imaginó Carlos Marx y que puso en marcha Lenin con la participación de Stalin y una larga lista de dictadores. Los ejemplos del primer satélite Sputnik y el primer astronauta Gagarin son posiblemente los únicos casos en los que pareció que la URSS se impondría a Occidente en el terreno de la tecnología y los avances espaciales. Pero la NASA tuvo lo que hay que tener y junto al desarrollo increíble de empresas como IBM se consiguió doblegar a los soviéticos.
El desarrollo de la Guerra de las Galaxias, el programa de defensa antimisiles desplegado por la administración de Ronald Reagan, y pequeños grandes detalles como la televisión satélite, el efecto de los ordenadores personales hicieron añicos al imperio soviético. Desde la caída del muro hasta hoy, la recomposición de aquella idea de Lenin fue imposible y el comunismo dejó paso a una nueva idea: Rusia.
La nueva Rusia liderada por Vladímir Putin ha tardado casi 20 años en levantarse, pero a día de hoy el país más grande del mundo en superficie vuelve al tablero de la geopolítica dispuesto a iniciar una nueva guerra fría que si bien tiene en Siria en Turquía dos ejemplos del enfrentamiento tradicional con los países occidentales, mantiene una intensísima guerra de pantallas en internet con sus enemigos tradicionales.
Pero la partida ahora ha cambiado. EE.UU. ha sufrido ya el efecto de esa nueva guerra y Rusia no combate sola: China es un nuevo player y tiene la misma tecnología que Occidente. Tendrán que pasar unas décadas para saber quién ganará la cuarta guerra mundial y saber qué consecuencias políticas, sociales, culturales y económicas habrá tenido ese nuevo enfrentamiento.