La Vanguardia

Cae el asesino de la Rambla

Los Mossos abaten a Younes Abouyaaqou­b en el Alt Penedès gracias al aviso de una vecina El terrorista deambulaba solo por la zona, adonde al parecer llegó a pie tras saltarse un control La policía da por muertos o detenidos a los doce miembros de la cél

- MAYKA NAVARRO Subirats

Younes Abouyaaqou­b, de 22 años, el terrorista más buscado desde que el pasado jueves asesinó al volante de una furgoneta a 13 personas en la Rambla y acuchilló a otra más en la Diagonal fue identifica­do y abatido ayer por la tarde en un camino rural junto a unas viñas, en el municipio de Subirats, en el Alt Penedès. El marroquí, vecino de Ripoll, como el resto de la célula, llevaba 95 horas en búsqueda y captura desde que fue visto por última vez en Sant Just Desvern, donde abandonó el coche con el cadáver de su última víctima. Con Younes Abouyaaqou­b muerto, los Mossos d’Esquadra dan por desarticul­ada la célula. No se descarta que puedan haber más detencione­s, pero será más adelante. La investigac­ión sobre los atentados sigue abierta y habrá tiempo para concretar las conexiones internacio­nales y si el grupo contó con más colaborado­res, pero ayer los Mossos respiraron tranquilos y con ellos, el resto de la población.

El sospechoso fue abatido por una patrulla de seguridad ciudadana de Vilafranca que había acudido a los términos de Subirats y Sant Sadurní d’Anoia después de que una vecina y el propio jefe de la comisaría de Vilafranca creyeran haber visto al terrorista merodeando por la zona. Se activó el dispositiv­o de búsqueda y esos dos policías vieron como un joven accedía a un camino rural, de piedra, a escasos metros de la puerta principal de la depuradora de Subirats. Arma en mano, se acercaron y le pidieron que se identifica­ra.

No dio tiempo a más. El joven se abrió la camisa de manga larga y mostró lo que parecía un chaleco explosivo. Después gritó en árabe: “Alá es grande”. Inmediatam­ente los dos mossos abrieron fuego contra el individuo. Younes Abouyaaqou­b murió en el acto. Con los ojos abiertos. Y el rostro desfigurad­o por el impacto de las balas. Los agentes mantuviero­n una distancia de seguridad.

Con el ruido de los disparos enseguida llegaron más mossos y los Tedax que ya habían sido activados, y que con la ayuda de un robot se acercaron al cadáver para confirmar que el cinturón de explosivos, como el de sus compañeros de Cambrils, era falso. Ya con total seguridad, dos médicos de Emergèncie­s se acercaron hasta el cuerpo para confirmar su defunción y la policía científica realizó la primera inspección ocular, repasando lo que llevaba encima.

Parecía un ermitaño. Iba sucio, pero en estos cuatro días fugado se había cambiado de ropa. Llevaba otra camiseta, una camisa encima, y un pantalón. Piezas distintas a cómo vestía el día de los atentados. Debía saber que las cámaras de seguridad o los testigos le describirí­an con su polo de rayas y se deshizo de él. No llevaba mochila, ni bolsa, ni teléfono, ni dinero. Sólo tres armas blancas: un par de cuchillos y una navaja. Dos de los utensilios envueltos en un papel de plástico.

Lo único que conservaba del día de los atentados eran las gafas de sol enormes, una falsificac­ión de un modelo de Ray Ban, que en su momento ayudaron a identifica­rlo, y que le cubrían media cara.

Ahora toca rehacer sus pasos. Intentar dibujar sobre el mapa de Catalunya si los 34 kilómetros aproximado­s que separan las poblacione­s de Sant Just de la de Subirats los pudo hacer a pie. Esa es la tesis por la que anoche se inclinaban los Mossos, sin descartar, evidenteme­nte, cualquier otra.

Con la muerte de Younes Abouyaaqou­b terminó una pesadilla que empezó el miércoles por la noche con la explosión de un chalet en una urbanizaci­ón de Alcanar. Sólo han pasado cuatro días desde los atentados de la Rambla y Cambrils, cinco desde la detonación, y la sensación general es de que todo ha durado una eternidad, que las jornadas han sido interminab­les.

Ayer al mediodía los responsabl­es de la investigac­ión confirmaro­n que las huellas dactilares encontrada­s en el volante de la furgoneta de la Rambla corres- pondían a Younes Abouyaaqou­b. Costó mucho confirmarl­o porque el joven no tenía antecedent­es policiales y porque en ese vehículo, al ser alquilado, había infinidad de marcas. También confirmaro­n que ese mismo terrorista asesinó hora y media después a Pau Pérez, el vecino de Vilafranca que ese jueves maldito se cruzó con el yihadista cuando estacionab­a su coche en la Zona Università­ria, para visitar después a su abuela Paula en la ciudad.

La vinculació­n de Younes Abouyaaqou­bse con el crimen de Pau Pérez se logró gracias también al trabajo en el laboratori­o científico donde se encontró una huella dactilar del yihadista en el volante del coche del joven apuñalado. Esa parte fue especialme­nte compleja, aunque los mossos también disponen ya, del testimonio de una mujer que a las 17.45 horas ubicó al terrorista en las confluenci­as de las calles de Josep Tarradella­s con Nicaragua, cuando huía a pie en dirección a Pedralbes.

En cualquier caso, mientras toda esa informació­n se confirmaba en rueda de prensa, los Mossos aprovechab­an para pedir colaboraci­ón ciudadana, para que les ayudaran a identifica­r al terrorista huido. Difundiero­n varios imágenes del yihadista del día de los atentados y de las horas previas. Entre ellas, la que La Vanguardia avanzó hace dos días tomada por la cámara de seguridad de un cajero en Ripoll, 18 horas antes del atentado.

Los investigad­ores que se centraron en identifica­r a Younes Abouyaaqou­b como el autor del crimen de la Diagonal tenían la certeza de que el hombre más buscado no podía estar lejos, que difícilmen­te habría logrado salir de Catalunya. Te--

Trapero da por desarticul­ada la célula terrorista que atentó en Barcelona y Cambrils Los doce activistas han acabado detenidos o muertos, pero la investigac­ión sigue

nía su lógica.

Desde el primer momento los Mossos trabajaron con una lista cerrada de doce integrante­s de la célula. Es cierto que podrían haber aparecido colaborado­res espontáneo­s de última hora que le echaran una mano para salir de Sant Just, pero a todo ese entorno de familiares y de amigos se les tenía vigilados desde el minuto cero.

Younes Abouyaaqou­b huyó solo, y a pie, caminando de noche y escondiénd­ose de día para descansar. Es cierto que en Sant Just Desvern, ese jueves, el vecino que le vio abandonar el Ford Focus de Pau Pérez lo oyó hablar por teléfono en árabe. Pero, ¿quién podía ayudarle? Ya no le quedaban compañeros de célula. Todos estaban detenidos o muertos. Hasta su hermano, menor de edad, había sido abatido en el coche de Cambrils. El domingo su madre le pidió a través de los medios de comunicaci­ón y entre lágrimas que se entregara, que prefería verle en la cárcel, que muerto. Quizás nunca la oyó, ni supo que también su hermana y una prima, junto a otros musulmanes de Ripoll, se manifestar­on mostrando su rechazo a la violencia y lamentando la deriva asesina y suicida de ese grupo de chavales.

El major de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, volvió a comparecer por la noche, cuando la policía científica confirmó la identidad del terrorista fallecido. Y dio carpetazo a la célula. Fueron doce integrante­s desde el primer momento y los doce están o detenidos o muertos. No se busca, por el momento, a nadie más. Lo dijo claro y varias veces con la intención de calmar la tensión que en las últimas horas se había vivido con personas de toda España llamando asegurando haber visto al sospechoso cerca.

Queda aún mucho trabajo por hacer en esta investigac­ión, la primera de los Mossos d’Esquadra por un atentado terrorista. Entre los detalles que ayer también se confirmaro­n está que la célula alquiló las tres furgonetas, la de Barcelona, la de Cambrils y la de Vic, el día de la explosión de Alcanar, el miércoles. Y que entre los escombros del chalet ya se ha encontrado material electrónic­os, es decir los artilugios con los que se pretendía hacer detonar las bombas. Ese material explosivo, volátil y muy inestable con los cambios de temperatur­as, no se puede almacenar ni guardar. Se sintetiza y se utiliza. Por eso los investigad­ores sostienen que los atentados con furgonetas bombas se iban a producir ese mismo jueves, o quizás el viernes, pero no más allá.

Falta ahora saber qué hicieron los nueve integrante­s de la célula que no estaban en Alcanar. Quién decidió cómo debía actuar cada uno, con el imán y jefe de la célula muerto. Habrá tiempo.

Ironías del destino, el día que se confirmó que el vecino de Vilafranca había sido apuñalado por un terrorista, una pareja de mossos de esa misma población abatió a su asesino.

La policía demuestra el vinculo entre la muerte de Pau Pérez y Abouyaaqou­b Del mismo modo confirma que el abatido ayer atentó en la Rambla

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Agentes de los Mossos en la zona donde se abatió al terrorista de la Rambla
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XAVIER CERVERA
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MMEE / ACN Al final del camino. Los Mossos distribuye­ron ayer nuevas imágenes de Abouyaaqou­b antes de su captura

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