Mensajes de puño y letra en la era de Twitter
Miles de barceloneses hacen cola para dejar claro que la ciudad no desfallecerá ante la barbarie
Los versos de Miguel Hernández sobresalen entre las condolencias de Barcelona, entre las hojas del libro dispuesto para que la gente exprese su dolor, su rabia, su solidaridad... “Tinta imborrable, savia y sangre amarga; / malicia antecedente, / que la carne morena torna torna...”. La página de un libro arrancada, la letra de aquella canción de John Lennon, el dibujo de un niño de dos años que juega con el contorno de los dedos de su mano. “Hemos sufrido un golpe muy duro. Los responsables quieren que sintamos odio –escribió la alcaldesa Ada Colau–. Pero no lo conseguirán”. “La ciudad donde he nacido, la ciudad que me ha visvencia to crecer –puso Janira cuando llegó su turno– Barcelona querida, juntas saldremos adelante y nos haremos fuertes”. “Gracias a todas las personas que han ayudado”, agregó una persona de firma ininteligible. Se trata de una catarsis colectiva, de una manera diferente de consolar a quienes no conoces, de otro modo de reunir fuerzas para no sucumbir a la tentación de encerrarse en casa...
Personalidades muy conocidas, ciudadanos anónimos, más de 10.500 personas han acudido estos días al Ayuntamiento de Barcelona y han aguantado esperas de hasta dos horas para dejar unas palabras en unos volúmenes de unas 25 hojas. Uno puede leer textos en urdu, árabe, hebreo, inglés, francés, portugués... Algunos regalan largas reflexiones sobre la convi- y a otros les bastan un par de palabras rodeadas por un corazón. Algunos llegan tan emocionados que necesitan el antebrazo de una azafata del Ayuntamiento. Algunos necesitan sentarse y llorar unas lágrimas antes de regresar a sus vidas. Empezaron el sábado por la mañana y ya se han rellenado más de medio centenar. La cola avanza a un ritmo de más de 3.000 personas por día. En algunos momentos se llega a disponer hasta una veintena de volúmenes a fin de agilizar las esperas. Nadie se queja. A veces la gente rompe en espontáneos aplausos, a veces incluso se abraza. Reina la empatía que tantas veces se echa de menos en la vida cotidiana de la gran ciudad. Están estampando su paso hasta la
unidad montada de la Guardia Urbana, representantes del gremio de pintores de Barcelona, la directiva del Racing de Vallbona...
Hasta en la era de Twitter, Facebook e Instagram la gente necesita compartir su aliento, el de verdad, el caliente, no el virtual que se esconde en la nube... De repente a la gente no le importa que sus palabras no vayan a sumar ningún me gusta, que sus palabras vayan a perderse en un mar de palabras anónimas. Tampoco faltan algunos idiotas que no pudieron reprimirse y escribieron una ofensiva tontería. No podía ser de otro modo. Porque todo esto es una catarsis colectiva de la tragedia, no un masaje del propio ego. Las palabras No tenemos miedo se repiten en cada página. “Barcelona es poderosa, Barcelona tiene poder”, es otro de los lemas.
Además, muchos barceloneses que estos días de agosto están fuera de la ciudad están recurriendo a la versión digital del libro de condolencias que ofrece la página web del Consistorio. Fueron precisamente ellos quienes pidieron al Ayuntamiento que habilitara algún modo de dejar unas palabras desde muy lejos de casa. En este caso tampoco existe la posibilidad de acumular me gusta. Aquí también manda el anhelo de sumar, de formar parte de algo muy colectivo, de algo que va mucho más allá que la mera suma de individuos. Uno va, teclea lo que dicta el corazón, pulsa return... No tenemos miedo, apuntan fuentes municipales, son también aquí las palabras más repetidas.
“También estamos recibiendo muchos mensajes de personas de otros países que dicen que no tenían previsto visitar Barcelona –añaden desde el Ayuntamiento– pero que lo hará en cuanto puedan porque desde estos momentos viajar hasta esta ciudad es una muestra de conciencia social”. De las 13.329 condolencias enviadas hasta ayer a las dos de la tarde, unas 1.300 proceden de hasta 130 países, sobre todo de ciudades que sufrieron atentados similares al del pasado jueves.
Ayuntamiento digitalizará cada una de las páginas de los libros de condolencias y, junto los mensajes que están llegando en su versión digital, las colgará en un portal abierto a todo el mundo. Será un documento sin precedentes. Los funcionarios responsables del protocolo municipal no recuerdan nada igual. En el 2004, tras los atentados del 11-M, el entonces alcalde Joan Clos llevó a Madrid alrededor de 6.000 firmas de barceloneses que querían expresar su solidaridad.
En los últimos años el libro de condolencias se abrió a la ciudadanía tras el fallecimiento de alguna personalidad, caso del rumbero Peret, el escritor Terenci Moix o el policía municipal asesinado por ETA en el año 2000 Juan Miguel Gervilla. En los archivos municipales de protocolo no consta que se realizara nada de semejantes características después del atentado de Hipercor. Ahora los funcionarios están pensando qué hacer con la pajarita de papel que dejaron junto a uno de los libros. Se trata de una grulla de origami. Dicen que si confeccionas un millar se te concede un deseo. Hace mucho tiempo, Sadako Sasaki, una niña de Hiroshima, lo intentó en el hospital, pero la leucemia que trajo aquella radiación nuclear no se lo permitió. Desde entonces miles de niños tratan que se cumpla su último deseo: un mundo en paz.
EMPATÍA CIUDADANA El respetuoso silencio de las largas colas sólo es roto por aplausos espontáneos AL ALCANCE DE TODOS El Ayuntamiento digitalizará todos los escritos y los colgará en una página web