EE.UU. frena los visados después de que Rusia le recortara personal
Moscú critica la medida como un nuevo intento de interferir en la política rusa
Los ciudadanos rusos comenzarán a sentir a partir de mañana el último pulso de los que desde hace tres años intercambian su Gobierno y el de Estados Unidos. A finales de julio el Kremlin ordenó la expulsión de 755 trabajadores, diplomáticos o no, de la embajada y consulados de EE.UU. en Rusia, y ayer la cancillería norteamericana anunció la suspensión de visados no permanentes (turistas) hasta el próximo 1 de septiembre. Moscú criticó la medida, que calificó de “provocación” para poner a la población rusa en contra del Kremlin.
De la medida adoptada quedan excluidos los visados permanentes (migración). A partir del próximo mes, además, los turistas rusos tendrán más dificultades para obtener sus visados, ya que estos se emitirán “en un volumen significativamente reducido”, según la nota de la legación. Para obtener el visado estadounidense, todo aspirante debe pasar una entrevista personal. A partir del 1 de septiembre ésta sólo se podrá realizar en Moscú, y no en los consulados de San Petersburgo, Yekaterimburgo y Vladivostok, “donde quedarán suspendidas hasta nuevo aviso”. Según los expertos, el proceso para obtener un visado para EE.UU. puede alargarse de esta forma hasta los seis meses en un momento en el que aumenta la demanda para viajar al país americano.
Según Víktor Kremeniuk, del Instituto de EE.UU. y Canadá en Moscú, este es un indicativo claro del fracaso de ambas partes para resolver sus diferencias. “Ambos deben comprender que mucho de lo que sucede en el mundo depende de ellos, pero es evidente que no es así”, dijo en el portal Gazeta.ru.
La aprobación en el Congreso de Estados Unidos de nuevas sanciones, que afectan sobre todo a empresas que invierten en proyectos sobre energía en Rusia, provocó un enorme enfado en la elite política rusa a finales de julio, sobre todo porque en diciembre el entonces presidente estadounidense, Barack Obama, había expulsado a 35 diplomáticos rusos y había cerrado varias dachas de la embajada rusa como castigo por la supuesta interferencia rusa en las elecciones americanas. Pero el Kremlin había decidido no responder y esperar la llegada de un nuevo inquilino a la Casa Blanca, Donald Trump.
Esta vez el Gobierno ruso decidió actuar, y el Ministerio de Exteriores exigió el 28 de julio que la embajada y consulados americanos en Rusia redujeran el número de sus empleados hasta igualar la cifra de los diplomáticos que Rusia mantiene en territorio estadounidense: 455. El presidente ruso, Vladímir Putin, confirmó luego que el número de expulsados es de 755.
Rusia no va a hacer que los ciudadanos americanos paguen por la suspensión de visados, aseguró ayer el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. El canciller, sin embargo, criticó la medida tomada y la comparó con las “revoluciones de colores”, es decir, las revueltas populares prooccidentales en varios países ex soviéticos, como Georgia y Ucrania. Y dijo que la sensación es que hay “un nuevo intento de provocar el descontento de los ciudadanos rusos con acciones contra el Gobierno ruso”. Es “la inercia de la administración Obama, pura y simple”.
El ministro ruso puso en duda que la suspensión de los visados tenga relación directa con la expulsión de empleados de la embajada. Para él, “el tinte político es aquí evidente”.
Lavrov promete no hacer pagar con la misma moneda a los ciudadanos americanos