Filón de soluciones capilares
The Cosmetic Republic exporta la mitad de sus ventas y ha abierto filial en EE.UU.
En el 2008 Olga Barberà creó The Cosmetic Republic para vender al gran público productos y tratamientos estéticos para el cabello. Empezó con un tratamiento láser anticaída, y la empresa ha conseguido sobrevivir a la larga crisis, “manteniendo siempre un crecimiento lento pero sólido”, asegura Barberà. Diez años después, The Cosmetic Republic ha ampliado su catálogo con productos y tratamientos, con marca propia, que vende en peluquerías y centros de belleza, en farmacias o en centros de medicina estética.
La compañía facturó 600.000 euros en el 2015 y 750.000 euros en el 2017. Acaba de inaugurar una nueva sede en el centro de Barcelona, a pie de calle, que ha aprovechado para dedicar un espacio de venta al público. También ha creado una filial en Estados Unidos. “Nos contactaron del canal de televisión americano NBC; querían nuestros productos para vender en su servicio de teletienda, que en EE.UU. tiene mucho prestigio. Significaba un esfuerzo muy grande, había que adaptar todos los productos a los requerimientos de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Pero finalmente nos hemos decidido, y ya tenemos una sociedad propia creada en Miami”, explica Barberà. Actualmente EE.UU. sólo representa el 5% de las ventas. “Pero tenemos muchas expectativas, es un mercado muy impulsivo”.
La empresa desarrolla productos específicos que vende en peluquerías, estética y farmacias
The Cosmetic Republic exporta alrededor de la mitad de sus ventas. Es habitual en las ferias del sector, lo que le ha abierto mercados en Oriente Medio y Asia, y también en América. La empresa prepara nuevos lanzamientos, y apunta a un fuerte crecimiento para llegar a los 2 millones de euros en ventas en el 2019.
The Cosmetic Republic opera en tres líneas de negocio: soluciones a largo plazo (tratamiento láser anticaída); soluciones inmediatas (un densificador capilar a base de fibras de keratina, que “se aplica como un salero, es fácil y barato, y se va con el lavado”; o un spray para tapar canas, que “no substituye al tinte, pero es una gran solución de emergencia”; o un engrosador capilar, que aumenta el volumen del pelo), y productos de uso diario (champús o mascarillas, con enfoques específicos como caspa, grasa, envejecimiento, canas, y sin sulfatos ni parabenos).
“El pelo sufre la vida que llevamos, el estrés o la alimentación. Pero como no duele, no nos damos cuenta hasta que el problema ya es grave, por la pérdida de cabello”, explica Barberà. “Igual que nos ponemos cremas en la cara, hay que cuidar el cabello”.
Barberà empezó sola y ya tiene un equipo de diez personas. El desarrollo de producto es propio, y cuenta con una red de colaboradores y proveedores externos (la mayoría, en España) a los que subcontrata los diferentes procesos, incluida la fabricación.