La Vanguardia

Una huelga causa el cierre total o parcial de museos barcelones­es

La Miró, Tàpies y la Virreina cerraron ayer sus salas de exposición

- JOSEP MASSOT

El Macba cumplió su promesa y ayer decidió abrir sus puertas sin cobrar entrada por primera vez, tras siete días de la huelga indefinida convocada por la quincena de trabajador­es subcontrat­ados de la empresa Ciutat’art, entre ellos quienes se ocupan de las taquillas. El museo pudo permitirse esta medida, porque el personal de seguridad y del servicio de atención al visitante en sala son empleados de otra empresa que no están en paro y los integrante­s del piquete informativ­o dieron garantías de que las obras expuestas no sufrirían perjuicio alguno.

Los paros de dos días convocados –dos días, ayer y hoy– por los trabajador­es de la empresa de servicios culturales provocaron el cierre total de la Fundació Tàpies y La Virreina Centre de la Imatge, mientras que la Fundació Miró cerró las salas de exposición, pero sus servicios –restaurant­e, tiendas y biblioteca– siguieron funcionand­o. El Monestir de Pedralbes cerró sus salas y taquillas, pero se pudo acceder al claustro.

Dos museos abrieron solamente algunos espacios: el Disseny Hub, que garantizó el acceso a las exposicion­es temporales David Bowie is y El millor disseny de l’any, pero no a la exposición KREA del BCD. También cerraron por completo todas las salas del Museu del Disseny. En el Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona, permanecie­ron inoperativ­os el servicio de consulta y el de reproducci­ón de documentos, pero abrió el espacio expositivo del vestíbulo y los servicios de informació­n, consulta de inventario­s y catálogos, acceso a catálogos en línea, consulta de obras de referencia y los usuarios que hubieran reservado un documento anteriorme­nte tenían garantizad­o el acceso.

CCCB y el Museu de la Música no vieron afectadas sus actividade­s a pesar de que tenían trabajador­es convocados al paro.

Una de las medidas que pide el sindicato promotor de los paros, el SUT, es que se ponga fin a las subcontrat­aciones y que los museos asuman como personal propio a los empleados de Ciut’art, algo a lo que el Macba no está dispuesto a hacer, porque significar­ía, a la larga, engordar la plantilla a límites financiera­mente insostenib­les y pondría en riesgo a las empresas culturales surgidas en los últimos años.

El Icub mantiene desde hace un año una mesa negociador­a con sindicatos, centros culturales y empresas de servicios para fijar una nueva regulación del sector que ponga fin a los abusos salariales y condicione­s laborales. El gerente del Macba, Josep Maria Carreté, sostiene que en las cláusulas de la nueva licitación, que finaliza el 4 de septiembre, han introducid­o sustancial­es mejoras para los trabajador­es, pero estos sin embargo las ven insuficien­tes. El museo no retirará el concurso, con lo cual es posible que a partir de octubre se haga de los servicios otra empresa distinta a la de Ciut’art.

En el conflicto, además de que no existe una regulación específica para este tipo de trabajador­es del sector cultural, se da la incidencia de la crisis económica. La regulación más cercana es la del convenio del ocio. Muchos estudiante­s se apuntaban a este tipo de empresas para ganar un poco de dinero o completar el sueldo hasta que encontraba­n un trabajo adecuado a su formación. Con la crisis y la falta de puestos de trabajo en el sector, lo que era un empleo temporal se fue convirtien­do en su único medio de vida, generando una frustració­n de compleja solución. En el caso de los vigilantes de sala y de recepción, son personas que tienen una formación muy superior al trabajo que realizan y reciben un salario muy menor a las expectativ­as que tenían cuando acabaron sus carreras.

El Macba recibió ayer medio millar de visitantes, cuando en un día normal de agosto la media suele estar entre los 1.100 y los 1.200 visitantes diarios, según Carreté. El perjuicio es notable en un museo falto de recursos. Ahora sus responsabl­es están trabajando en elaborar un plan estratégic­o, cuyo planteamie­nto en líneas generales, es potenciarl­o como museo, no como centro de arte, con la exhibición más estable de una colección permanente que dé una seña de identidad al Macba. Son 6.000 objetos artísticos, mostrados hasta hora de forma fragmentar­ia y ocasional. El plan se presentará en octubre.

El Macba recibió medio millar de visitantes, la mitad de los que asisten en un día de agosto

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ANA JIMÉNEZ Un piquete informativ­o hace guardia a las puertas del Macba

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