El desgarro de la familia Aalla Los protagonistas
Un taxista fía la carrera a Mohamed Aalla desde la Audiencia Nacional hasta su domicilio y sus padres pagan el viaje al llegar
Mohamed Aalla, el dueño del Audi A3 que utilizaron los terroristas cuando pretendían atentar en Cambrils y que Younes Abouyaaqoub, el autor de la masacre de la Rambla, utilizó cinco días antes de los hechos para viajar a París junto a otros tres miembros de la célula, está de nuevo en Ripoll. El juez lo dejó en libertad provisional el martes por la noche al considerar que los indicios no eran suficientemente sólidos como para decretar la cárcel. Según el juez el vehículo sólo estaba a su nombre porque se había hecho cargo del seguro aunque el verdadero propietario era su hermano Youssef, uno de los terroristas del que se encontraron restos en la explosión de la casa de Alcanar. Said, otro de los hermanos Aalla, fue abatido por los Mossos d’Esquadra en Cambrils, donde el grupo de terroristas acabó con la vida de una persona.
Brahim, el padre de los tres hermanos, era ayer un hombre abatido. Salió pasadas las tres de la tarde, cuando hacía más de diez horas que su hijo mayor, Mohamed, de 27 años, había regresado a casa, para atender a las decenas de medios de comunicación que se agolpaban frente al portal de la vivienda familiar, el número 24 de la plaza Gran. Mohamed, aconsejado por su abogada, declinó atender a la prensa.
Brahim, visiblemente afectado, defendió la inocencia de Mohamed, que fue detenido el viernes por su presunta implicación en la célula. Brahim explicó que el día de los atentados se encontraba en la playa, en Roses, junto a su mujer y su hija pequeña. “Él no ha hecho nada”, afirmó el progenitor, que añadió que ni él ni su hijo mayor no tenían la más mínima sospecha sobre lo que planeaban sus otros dos hermanos. El padre explicó también que aunque Mohamed era el titular del vehículo implicado en los actos de Cambrils, quien lo utilizaba normalmente era Youssef para “ir a buscar trabajo”. El padre y una de las tías del joven terrorista explicaron que hace más de un mes les dijo que había encontrado un empleo en Tarragona y que durante ese tiempo les iba telefoneando para informarles de que seguía allí trabajando. En realidad estaba en la casa de Alcanar preparando los explosivos con los que la célula pretendía atentar pronto en edificios religiosos. El joven había sido alumno de la escuela Vedruna de Ripoll.
La última vez que vieron a su otro hijo, Said, de 19 años, fue el jueves pasado, el día de los atentados, cuando marchó de casa sobre las 15.30h después de comer. Cuando los familiares se percataron de que Said no habían dormido en el domicilio aquél jueves, el viernes a primera hora de la mañana denunciaron su desaparición en la comisaría de los Mossos d’Esquadra de Ripoll. Allí se encontraron con otras de las familias implicadas que también denunciaron la ausencia de algunos de sus hijos.
Brahim negó conocer al imán de Ripoll, Abdelbaki es Satty, el supuesto cerebro de la trama terrorista que habría captado a los jóvenes y afirmó que no notó en sus hijos el más mínimo signo de radicalización. “Los chicos no iban mucho a la mezquita”, expuso, aunque reconoció que en los últimos meses Youssef acudía de forma más habitual. El padre de los Aalla insitió en que ninguna de las familias de Ripoll con miembros implicados en la célula “quería que eso pasara”.
El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha retirado a Mohamed Aalla el pasaporte y le prohíbe salir del territorio estatal. Tras quedar en libertad, el arrestado realizó el viaje de vuelta a casa en taxi después de que consiguiera que un taxista le fiara el trayecto entre la Audiencia Nacional y la capital del Ripollès porque no llevaba ni dinero ni la documentación encima. Después de 645 kilómetros y unas siete horas de viaje, Mohamed llegó ayer sobre las cuatro de la madrugada a su casa de Ripoll. Una vez allí, la familia le pagó al taxista la carrera.
“Mi hijo Mohamed no ha hecho nada”, afirma su padre, otros dos murieron en Alcanar y Cambrils