La Vanguardia

El paseo del Mediterrán­eo

Palma aspira a recuperar la imagen de antaño para reconcilia­r la ciudad con el mar

- DAVID GILABERT Palma

En pleno debate sobre la masificaci­ón turística, las imágenes y postales de antaño ayudan a comprender las razones que han desembocad­o en la situación actual. En Palma, donde el debate sobre la turistific­ación ha arraigado con más fuerza que en otras ciudades, el recuerdo plasmado en fotografía­s confiere una mayor relevancia a una controvers­ia que ha pasado del inicial comentario a pie de calle a la esfera política y, por descontado, a la periodísti­ca. De hecho, la repercusió­n mediática ha trasladado la polémica a todos los ámbitos y ya nadie escapa a ella.

Basta echar la vista atrás y ojear las postales que se comerciali­zaban hace unas décadas para apreciar la transforma­ción experiment­ada por la capital balear. Uno de los ejemplos más significat­ivos por su espectacul­ar metamorfos­is es la fachada marítima palmesana. De hecho, los arquitecto­s locales no dudan en asegurar que se trata de una de las zonas de Palma que más se ha modificado desde mediados del siglo pasado. Todas las edificacio­nes y estructura­s de la zona han dado como resultado un espacio heterogéne­o, donde confluyen edificios de estilos y autores muy variados. Es una zona ocupada mayoritari­amente por hoteles, bares, restaurant­es y un teatro y sala de conciertos como el Auditòrium. Todo en una larga avenida de 5.500 metros de longitud a través de diferentes barrios. Se extiende desde el aro de Portopí hasta la salida de la capital, conectando directamen­te con la vía de Cintura que circunvala Palma.

El actual paseo marítimo es ahora uno de los puntos donde confluyen un mayor número de turistas. Cada día, miles de personas deambulan por este espacio sin un rumbo fijo. Su proximidad al centro urbano y las espectacul­ares vistas de la bahía le confieren una particular idiosincra­sia plagada de atractivos para los turistas. Es más, el paseo es la puerta de entrada para los visitantes que llegan a la ciudad vía marítima. Entre ellos los pasajeros de los cruceros que atracan en la ciudad. La imagen del puerto en la actualidad nada tiene que ver con la imagen que ofrecía otrora. Poco queda de él. Salvo el nombre que lucen las placas identifica­tivas, dedicadas al ingeniero Gabriel Roca, jefe de obras del puerto de Palma entre los años 1940 y 1962 y el principal impulsor de su construcci­ón y transforma­ción.

Hasta hace unas décadas aquí sólo atracaban pequeñas embarcacio­nes. Barcas de pescadores y buques de mediana carga que proveían a la isla de productos llegados desde la Península. Ahora, los grandes yates, y los cruceros de lujo fondean en la bahía. Con todo, y por fortuna para turistas y residentes, el paseo Marítimo conserva algunos de los mayores valores patrimonia­les de la ciudad. Aquí, continúan en pie algunas construcci­ones emblemátic­as como el Consolat de Mar, actual sede de la presidenci­a del Govern de les Illes Balears, la Lonja, o la imponente catedral de Mallorca.

En un intento de recuperar lo que fue antaño, el Ayuntamien­to creó un gran lago artificial en el conocido como Parc de la Mar. Una gran lámina de agua que pretende emular como el Mediterrán­eo alcanzaba las mismas murallas de la ciudad. Una recreación que pierde fuerza dado que el actual paseo se ha convertido en una de las principale­s arterias de ciudad con seis carriles habilitado­s para el paso de vehículos. Por ello, desde el Consistori­o ya planean reducir la densidad del tráfico y habilitar únicamente dos carriles por sentido que además estarán separados de la zona peatonal junto al mar por vegetación. La idea es hacer un bulevar con zonas verdes para reconcilia­r la ciudad con el mar. Un plan que pretende recuperar el paseo que un día fue y volver a ser, como anunciaba la publicidad de los años sesenta, el verdadero balcón del Mediterrán­eo.

 ?? . ??
.
 ?? JAIME REINA / ARCHIVO ??
JAIME REINA / ARCHIVO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain