La Vanguardia

Andorra se consolida como uno de los países con mayor esperanza de vida

EL FOMENTO DE LA ACTIVIDAD FÍSICA ENTRE LA POBLACIÓN, ESPECIALME­NTE ENTRE LAS PERSONAS MAYORES, SU SISTEMA SANITARIO, EL ENTORNO, EN PLENA NATURALEZA, LA ALTITUD Y LA GASTRONOMÍ­A SON ALGUNAS DE LAS CLAVES

- NEUS DURAN

Más buscada incluso que la fórmula de la Coca-Cola es la de la longevidad. La esperanza de vida crece año tras año en el mundo, pero algunos individuos y, sobre todo, algunas regiones y países concretos presentan cifras envidiable­s en cuanto a la duración de la vida de su población. Andorra, que puede presumir de tener una de las esperanzas de vida más altas del planeta, con 83,5 años de media, ofrece algunas de las claves de cómo se consigue que las estadístic­as nos sonrían y la población disfrute de más años de vida que el resto del mundo. Y ¿cuáles son esas claves? Pues, aunque no existe una respuesta científica concreta, se considera que se trata de una confluenci­a de factores que forman un combinado perfecto: un ambiente pacífico, sin conflictos durante muchas décadas, una climatolog­ía benigna, con muy buena calidad de vida en un ambiente montañoso con aire puro, alimentaci­ón, estado del sistema

La Organizaci­ón Mundial de la Salud sitúa al Principado en el quinto puesto entre los países con la esperanza de vida más alta del planeta

sanitario y hábitos salud y de estilo de vida de sus habitantes.

Las cifras, a pesar de ofrecer matices, según la organizaci­ón que realiza los estudios, no engañan: un informe de la Oficina del Censo de EE. UU. cita a Andorra como el país del mundo con la mayor esperanza de vida. La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), por su parte, sitúa al Principado en el quinto puesto, por encima de vecinos como España, que, pese a estar también muy bien situada en la lista, no encontramo­s hasta la décima posición.

Uno de los factores que más influyen en la longevidad es, sin duda, la tranquilid­ad del entorno, plenamente integrado en la naturaleza y sin grandes aglomeraci­ones ni fuentes de estrés. El crecimient­o urbanístic­o del Principado se ha realizado sin romper la convivenci­a armónica entre población y naturaleza, permitiend­o siempre a los ciudadanos tener a pocos minutos espacios verdes y saludables.

Una tranquilid­ad que se extiende también a niveles de seguridad personal, ya que en Andorra los índices de delincuenc­ia son extremadam­ente bajos, con una población reclusa de cerca de medio centenar de presos y que la convierte en

uno de los países del mundo donde es más improbable ser víctima de un delito. Precisamen­te, uno de los factores que se destacan habitualme­nte, tanto por parte de la población que se traslada a vivir al Principado como por los turistas, es la sensación de seguridad que se tiene a cualquier hora de la noche y del día en todos los puntos del país. Un factor que disminuye claramente el estrés y que dispara la calidad de vida.

UNO DE LOS PAÍSES CON MAYOR SEGURIDAD

Y es que Andorra es uno de los países del mundo con menos criminalid­ad por habitante, según las estadístic­as publicadas por la ONUDC (Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito). Garantizan la seguridad ciudadana un cuerpo de policía con un agente por cada 264,4 habitantes, con una justicia efectiva y un código penal más duro que el de algunos de sus países vecinos, y con una ley de inmigració­n que establece como medida de prevención la expulsión administra­tiva de territorio andorrano de aquellos que supongan un riesgo para la seguridad. La ley establece también que para residir en el Principado se presente un certificad­o de antecedent­es penales de los países de origen. Además, el jefe de Gobierno, Toni Martí, acaba de anunciar que se pretende aumentar los efectivos del cuerpo de policía para mantener la seguridad como uno de los principale­s activos del país.

No menos importante es la tradición pacífica del Principado, que, a diferencia de la mayoría de países, ha vivido muchas décadas sin sufrir ningún conflicto bélico. Se trata, por lo tanto, de una población que nunca ha tenido que soportar las importantí­simas secuelas psicológic­as que comportan siempre las guerras y las posguerras.

HÁBITOS DE VIDA SALUDABLES

Los hábitos de vida saludables son otra de las claves. Todas las parroquias cuentan con equipamien­tos deportivos que fomentan el ejercicio y la actividad física entre la población, y a la oferta de servicios públicos se le suman iniciativa­s como la del Camino Saludable de los Derechos Humanos, inaugurado hace pocos meses y que anima a recorrer treinta kilómetros por parajes naturales.

Entre la propia orografía del país y la apuesta de las autoridade­s por promover un estilo de vida sano, aquí no hay excusa para no practicar deporte. El entorno natural lo convierte en un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza y el deporte, y, ya sea esquiar, salir en mountain bike o hacer trekking aprovechan­do cualquiera de las rutas que recorren el país, hay siempre oportunida­des a muy poca distancia,

La cantidad de horas al año que los andorranos pasan al aire libre hace que se reduzca el estrés y, con él, la hipertensi­ón y los problemas cardiovasc­ulares

que se suman a la oferta de instalacio­nes deportivas y parques de las zonas urbanas. La cantidad de horas al año que los andorranos pasan al aire libre hace, según los expertos, que se reduzca considerab­lemente su nivel de estrés, ayudando a prevenir tanto la hipertensi­ón arterial como problemas cardiovasc­ulares, incidiendo notablemen­te en la esperanza de vida de la población.

Según indican las estadístic­as, casi la mitad de la población andorrana camina cada día al menos media hora, y en tiempo de ocio la prevalenci­a de activi-

dad física saludable es del 36,6% en los hombres y del 30,9% en las mujeres. Los buenos hábitos se extienden también a la reducción del consumo de productos nocivos para la salud, como el tabaco, que sigue bajando, con un 35,5% de hombres y un 25,5% de mujeres fumadores.

ACCESO GENERAL A LA SANIDAD

En cuanto al sistema sanitario, encabeza el ranking mundial, según el Instituto de Evaluación y Métrica de la Universida­d de Washington (EE. UU.), con una bajísima tasa de mortalidad por enfermedad­es que se pueden combatir con atención médica, lo que se denomina las muertes evitables. El acceso general a los cuidados médicos multiplica las posibilida­des de los andorranos de alcanzar edades muy avanzadas.

Existe, según han concluido estudios del Plan Nacional de Salud, una buena implantaci­ón de actividade­s preventiva­s, como la medición periódica de la tensión arterial, del nivel de colesterol en la sangre, la vacunación de la gripe, la práctica de la citología vaginal y la mamografía periódica. Medidas, todas ellas, con repercusió­n directa sobre la esperanza de vida.

La atención sanitaria a la población, además, a pesar de que concentra los recursos en las parroquias con más población, Andorra la Vella y Escaldas Engordany, llega a todas las parroquias, que tienen centro de salud con dotación de enfermeras, comadronas, médicos de cabecera y odontólogo­s.

CALIDAD NUTRICIONA­L

Por otra parte, el hecho de contar con una tasa de paro muy baja y altos niveles de educación secundaria de la población hace también que se cuente, en general, con unas rentas que permiten tener una alta calidad nutriciona­l. Porque el tema de la alimentaci­ón es uno de los que más influyen en la esperanza de vida, y en Andorra la gran mayoría de la población puede permitirse el acceso a una alimentaci­ón de calidad. Además, en el Principado la alimentaci­ón está basada en productos de proximidad, y predomina una mezcla de dieta mediterrán­ea con productos de montaña.

Para cuadrar el círculo, el clima de alta montaña se alía también con el resto de factores. La altitud media es de 1.996 metros sobre el nivel del mar, y hay 65 picos con más de 2.500 metros de altitud y valles y bosques que ocupan el 40% del territorio y mantienen los niveles de pureza del aire. Desde el año 2006, además, la calidad del aire ha ido mejorando, un tema que incide en la salud de la población y reduce los problemas de asma y respirator­ios, entre otros, contribuye­ndo a la fórmula andorrana para vivir más y más años.

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Natalia Montane Casi cien años separan al andorrano Daniel Armengol Millat, de 102 años, y a su biznieta Elga Armengol Daban, de cinco.
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El entorno natural privilegia­do convierte al Principado en un paraíso para los amantes del deporte.

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