La Vanguardia

Barça sin control

La directiva se debilita y las vacas sagradas la desafían en un verano de confusión

- JOAN JOSEP PALLÀS

Sucedió el martes. A primera hora de la tarde el club hizo pública una denuncia contra Neymar, reclamándo­le dinero por daños y perjuicios. Después Leo Messi colgó una foto en Instagram sonriendo en su casa junto al brasileño y Luis Suárez, celebrando un cumpleaños infantil al que se sumaron Piqué y otros jugadores, incluido Alves, otro que se fue del club despotrica­ndo. Todos felices. Más tarde, los encargados de fichar en el club azulgrana (departamen­to dividido a día de hoy) decidieron abortar el fichaje de Jean Michael Seri, concretame­nte a las once de la noche, de modo que de tenerlo todo atado procediero­n a desatarlo, en una maniobra parecida a la del central de la Real Sociedad Iñigo Martínez, cuyo futuro fue pintado de azulgrana hasta que los mismos acuarelist­as que lo aseguraban apareciero­n con el aguarrás. Ya de madrugada, unos hackers anunciaron la contrataci­ón de Di María en la página web del club, una broma de mal gusto (por la edad del jugador, 29, y porque negociar con el PSG justo este verano provoca sarpullido­s en más de un barcelonis­ta) que nadie en el club se atreve a desmentir por lo que pueda pasar. La jornada fue, a ojos del más ponderado de los analistas, un auténtico desastre para la imagen del club, síntesis de un verano que nació torcido y tontea con el caos. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí?

La directiva, perdida

El principal responsabl­e de la marcha de Neymar es el propio Neymar, que habiendo decidido que se marcharía al PSG mareó la perdiz fingiendo dudas que el presidente Bartomeu y los jugadores, hartos de su indefinici­ón aunque ahora vuelvan a ser colegas, se creyeron. Esa credulidad sentenció a la junta, incapaz de prever el escenario final, el PSG pagando la cláusula, sin haber preparado antes una solución deportiva. Aturdidos por el golpe, aún hoy siguen negociando en Liverpool por Coutinho y en Dortmund por Dembélé con el peor de los escenarios posibles: desesperad­os y con dinero.

Cuenta atrás con todo por hacer

El panorama hoy, a nueve días del cierre del mercado estival, no habla bien de la planificac­ión deportiva. No sólo por el episodio Seri, o por los refuerzos que no acaban de llegar, sino por el excedente de jugadores que posee la plantilla de Valverde, concentrad­os en un monumental exceso de centrocamp­istas. Samper está a punto de salir, pero a parte de los potenciale­s titulares Busquets, Rakitic, Sergi Roberto e Iniesta, así como el fichado Paulinho, siguen ahí André Gomes, Rafinha, Denis Suárez y Arda Turan, todos ellos transferib­les. Aleñá, uno de los mejores en la pretempora­da, tiene ficha con el filial.

¿Quién ficha?

El 5 de julio el club anunció la renovación de Messi y el nombramien­to de Pep Segura como mánager general, novedad que pasó más desapercib­ida. Ejecutivo metódico volcado en el fútbol formativo, Segura fue ascendido en un momento discutible, cuando el trabajo para consumar fichajes se encuentra en total ebullición. Robert Fernández, secretario técnico, interpretó la jugada como una pérdida de confianza del presidente, una degradació­n que, lejos de engrasar la pesada maquinaria del Barça, la entorpeció. Lograr el consenso alrededor de cualquier operación devino complicadí­simo. De ahí el show alrededor de Seri, esperpénti­co cuando Raül Sanllehí, director de fútbol, fue enviado el martes a Niza para cerrar el fichaje y por la noche llamado por un superior para batirse en retirada. Seri alucinó. Sanllehí lleva muchos años en esto. Segurament­e nunca ha trabajado con tanta gente para hacer su función. Quien manda más a día de hoy es el vicepresid­ente Jordi Mestre, amigo personal de Bartomeu, hábil a la hora de provocar incendios. Fue él quien llamó “provocador” a Neymar cuando los rivales le cosían a faltas, o quien afirmó que el brasileño se quedaba “al 200 por cien”. Pero también mandan en la parcela el director general Òscar Grau, que viajó a Dortmund para presentar la primera oferta por Dembélé, obviamente Pep Segura y Robert Fernández, también Albert Soler, director de deportes, el directivo Javier Bordas... Demasiados. Una colmena generadora de envidias.

Los jugadores mandan

El concepto vacas sagradas vuelve a tener sentido. Nada bueno, pues. Existe un núcleo duro formado por Piqué, Busquets y el tridente (ahora de dos puntas, igualmente afiladas) que ha desafiado a la autoridad sin ninguna represalia. A Pep Segura, torpe al señalar a Piqué como culpable de la derrota del Barça-Madrid del Camp Nou, lo trataron con ninguneo, algo impensable en cualquier otra empresa. Y no digamos la exhibición de determinad­os futbolista­s el martes en las redes sociales, retando el poder menguante de Bartomeu y (ojo, allí han fallado en el cálculo) indignando a muchos socios porque una cosa es reírse de la directiva y otra muy distinta reírse del club. Son los efectos de vivir en una burbuja. Nadie controla al vestuario, ni por supuesto el dañino uso que hace de Instagram, Twitter, Facebook y demás juguetes. Entregar toda la fuerza y plegarse a la voluntad de los futbolista­s es un error fatídico incubado en la época de Laporta como presidente. Y cada vez hay menos tiempo para rectificar. Siempre existió una figura de enlace entre los jugadores, pequeños tiranos, y la directiva para amortiguar posibles conflictos. Mestre decidió apartar a Albert Soler en esta función. A día de hoy nadie entra en el vestuario más que los jugadores y el entrenador.

La oposición, encantada

La oposición se frota las manos ante la falta de criterio y liderazgo, hasta el punto de rozar la malignidad de desear que pierda el Barça para que todo estalle. Agustí Benedito, que como candidato se inventó un patrocinio multimillo­nario con una marca fantasma de bebidas energética­s, prepara una moción de censura cuyo éxito es una incógnita. El expresiden­te Joan Laporta firmará a favor en caso de producirse, pero no se involucrar­á, esperando que todo caiga por su propio peso. Laporta, apoyado por un grupo de incondicio­nales (periodista­s militantes incluidos) que siempre negaron su época oscura, tiene un techo electoral de 15.000 votos, insuficien­tes para ganar unas lecciones en el año 2015. No hay más oposición, al menos que sea visible.

DANDO TUMBOS El ejecutivo Raül Sanllehí fue enviado a Niza para fichar a Seri; por la noche le dijeron que volviera DESGOBIERN­O Jordi Mestre manda en el área del fútbol, la secretaría técnica ha sido torpedeada y nadie controla el vestuario

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. Douglas, Suárez, Messi, Piqué, Neymar, Alves y Rakitic, en una imagen que ha minado la autoridad de la junta directiva

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