La Vanguardia

Froome, entre jóvenes

El líder vuelve a sacar tiempo mientras Lutsenko derrota a Soler

- CARLES RUIPÉREZ Barcelona

En la explanada que da acceso a la ermita de Santa Lucía, en Alcossebre, donde se instaló el podio tras el primer final en alto de la Vuelta, apenas cabía una furgoneta, un pequeño escenario y una veintena de personas, fotógrafos y autoridade­s. Todo reducido a la mínima expresión por cuestión de espacio. Ahí, casi de incógnito, subió Alexey Lutsenko (Astaná), uno de los cracks del futuro, para recoger el premio de su primer triunfo en la Vuelta a España. El chico ganó una etapa en el 2015 en la Vuelta a Suiza, en el 2016 se apuntó una etapa en la París-Niza y ayer se estrenó en una grande. Allí también se enfundó Chris Froome (Sky) el maillot rojo por tercer día consecutiv­o. El cuatro veces ganador del Tour nunca había aguantado tanto como líder en la Vuelta, una carrera que tiene entre ceja y ceja ganar por fin. Ayer cuando atacó sólo pudieron seguirle Chaves, Contador y Woods. Nadie más. Por eso el británico es todavía más líder.

Lutsenko, de 1992 pero que no había nacido aún cuando los Juegos de Barcelona, sólo tiene un año más que Marc Soler. Pero el kazajo ha vivido más y parece mayor. Desde que ganó en el 2012 el Mundial sub-23 se le ha puesto la etiqueta del nuevo Vinokúrov y el patrón del Astaná lo ha acogido bajo su ala. Ya ha corrido tres Tours –en esta edición también se cayó en la etapa donde tuvieron que abandonar Porte y Thomas– y esta es su segunda Vuelta. Mientras que el catalán de Vilanova i la Geltrú debuta estos días en una carrera de tres semanas. “He venido a aprender, a conocer”, no para de repetir Soler, que ayer comprobó lo caro que es ganar en una grande, lo que cuesta ser protagonis­ta y tener que conformars­e solamente con un puesto de honor en la meta de la Ermita.

El catalán del Movistar y Lutsenko se metieron en la escapada buena, junto a 15 ciclistas más, con la ambición de dejar su impronta. El kazajo del Astaná se llevó la gloria y lo exterioriz­ó, Soler se llevó la lección para sus adentros. En un mar de ataques, al vilanovens­e se le escapó dos veces el corte bueno y, pese a recuperar en la subida final, entró tercero. Por delante de él, Lutsenko no dio oportunida­d a Haller. Por detrás de él, Froome demostró que no descansa nunca.

El Sky controló la jornada sin preocupars­e de la escapada. Marcaba el ritmo en los puertos pero sin quemar naves. Eso sí, cuando el pelotón entró en la subida a la ermita, Gianni Moscon –aún más joven que Lutsenko y Soler– se puso a tirar como un poseso. El italiano del Sky hizo la primera criba. En la cola del grupo de favoritos empezaban a sufrir Bardet –que perdió 49 segundos–, Nibali–se dejó 26s– y el sabadellen­se De la Cruz, que bajó del segundo puesto de la clasificac­ión general al quinto.

A falta de un kilómetro aceleró Froome, que está dispuesto a exprimir la forma con la que ganó el Tour y no perdona ninguna ocasión para ganar tiempo. Como el lunes en La Comella, Esteban Chaves se pegó a su rueda. Y a diferencia de la etapa en Andorra, a Alberto Contador sí que le respondier­on las piernas y se le vio más fresco que a Aru, Zakarin, Adam y Sean Yates, Kelderman o Barguil, que cedieron ante el ímpetu del rejuveneci­do Froome.

 ?? JAIME REINA / AFP ?? Alexey Lutsenko, de 24 años, venció en el primer final en alto
JAIME REINA / AFP Alexey Lutsenko, de 24 años, venció en el primer final en alto

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain