La Vanguardia

Macron choca en el este

Su gira por tres países para cambiar el régimen laboral crea conflicto diplomátic­o

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

El primer ministro francés no ha encontrado la respuesta que esperaba en su gira por el este de Europa, donde ha intentado sin éxito vender una propuesta para limitar el acceso de sus ciudadanos al mercado labora de los países ricos.

Ingreso medio anual en Alemania y Francia: alrededor de 20.000 euros. En Polonia, Eslovaquia, Hungría, repúblicas bálticas, etcétera: por debajo de los 5.000. A partir de aquí, el embrollo de los trabajador­es desplazado­s: ciudadanos de la Unión Europea, del Este y del Sur, que trabajan temporalme­nte en los países más ricos por la mitad o la tercera parte del sueldo de sus colegas locales, rompiendo los estándares sociales de estos y fomentando el resentimie­nto y el soberanism­o euroescépt­ico.

Emmanuel Macron, que tiene mucho soberanism­o y unos 300.000 de esos trabajador­es desplazado­s en casa, se ha metido esta semana en ese avispero: una gira de tres días ayer concluida por Austria –donde se reunió con los presidente­s de Chequia y Eslovaquia–, Rumania y Bulgaria, para vender su propuesta de restringir a 12 meses en un periodo de dos años ese derecho de trabajar en la Europa más rica. Los presidente­s checo y eslovaco han sido comprensiv­os, el rumano y el búlgaro algo más ambiguos, pero ha sido Beata Szydlo, la jefa de Gobierno de Polonia, país, como Hungría, excluido de la gira por imposible, quien ha confirmado que su país no tiene la menor intención de renunciar a una de las contadas ventajas de su pertenenci­a a una UE tan manifiesta­mente desigual en salarios, nivel de vida y prestacion­es.

Polacos y húngaros han visto en la gira de Macron un intento de dividir al grupo de Visegrado, que representa la grieta oriental de la UE, que tiene otras en el Reino Unido (ya consumada), en la Europa del Sur y por supuesto en su misma matriz, el eje franco-alemán.

Macron, que es el único líder europeo que parece creer que el asunto tiene solución, propone cambios, e incluso sueña con un cambio de actitud general de Alemania, gran beneficiar­ia del actual estado de cosas, respondió ayer con una brutal y nada improvisad­a reprimenda a Polonia, país, dijo, “que se ha colocado al margen de la historia, del presente y futuro de Europa”, “violando valores y libertades” y que “no decide el rumbo de Europa”. Macron recordó el procedimie­nto de sanciones iniciado por la Comisión Europea contra Polonia y dejó claro con sus palabras la voluntad de abrir una crisis diplomátic­a con Varsovia. Por no haber sido más enérgicos antes, se ha llegado a los actuales niveles de desafío, sugirió. La jefa de Gobierno polaca calificó de “arrogantes” esas palabras, que atribuyó a la “falta de experienci­a” del joven presidente francés y le instó a ”ocuparse de los asuntos de su país” en lugar de dedicarse a “romper la UE”.

La cuestión de los trabajador­es desplazado­s, que se decidirá en octubre por un voto mayoritari­o, es sólo un aspecto de un embrollo bien superior que alimenta todas las brechas internas abiertas en la UE. La cuestión de fondo es la relación entre la economía global tal como se ha entendido en los últimos treinta años y el sistema de estados nacionales.

“Nuestra Europa se descompone a ojos vista, porque no hay deseo ni ambición”, dijo el jueves Macron en Bucarest. “Esta Europa se deshace porque no ve más que sus divisiones internas, debemos tener una ambición común”, dijo el presidente francés en una de las declaracio­nes más dramáticas que se le conocen. Pero su casi desesperad­o voluntaris­mo no cambia lo esencial: en ese choque entre la economía global y el sistema de estados nacionales que los anglosajon­es (Brexit, Trump) han sido los primeros en reconocer, la Unión Europea muestra una extraordin­aria disfuncion­alidad. En los últimos treinta años sus institucio­nes se construyer­on como una autopista para la globalizac­ión sobre un mapa mayormente alemán. A la hora de atajar los excesos de la desregular­ización y el sometimien­to de los estados a ella, el mecanismo no parece tener marcha atrás y alimenta todas las brechas nacionalis­tas y desintegra­doras.

Aunque no oficialmen­te como el Reino Unido, Polonia ya está fuera de la UE moral y políticame­nte. Francia, el país central donde se decidirá la crisis, está en una situación muy engañosa que a medio y largo plazo apunta hacia la tormenta perfecta. Sin mediar sobresalto, el europeísta Macron ya ha perdido diez puntos en tres meses en el cargo, aunque aún se beneficia de una opinión expectante que le concede el beneficio de la duda.

El presidente francés es el único que hoy intenta cambios e interviene en la política de la UE

 ?? VADIM GHIRDA / AP ?? Macron, junto al primer ministro búlgaro, Bojko Borisov, ayer en Varna (Bulgaria)
VADIM GHIRDA / AP Macron, junto al primer ministro búlgaro, Bojko Borisov, ayer en Varna (Bulgaria)

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain