La Vanguardia

Mil años antes que Pitágoras

Un nuevo estudio sobre la tablilla de arcilla Plimpton 322 sitúa el origen de la trigonomet­ría en la antigua Babilonia y no en Grecia, y en una época anterior de la que se creía

- BARCELONA

Es una simple tablilla de arcilla, medio rota, de 13 centímetro­s por 9 centímetro­s con anotacione­s cuneiforme­s perfectame­nte ordenadas en filas y columnas, que representa­n números sexagesima­les. Una especie de proto hoja de cálculo. Tiene unos 3.700 años de antigüedad y pertenece al periodo babilonio antiguo. Fue hallada en la ciudad sumeria de Larsa, al sur del actual Irak.

El editor neoyorquin­o George Arthur Plimpton se la compró en 1922 al distribuid­or de antigüedad­es Edgar J. Banks –en quien está basado el personaje de Indiana Jones–, y la cedió en 1930 a la Universida­d de Columbia, junto con otras piezas de su colección. Por eso la tablilla se conoce como Plimpton 322 (P322), y actualment­e, permanece en la biblioteca de libros raros y manuscrito­s de la Universida­d de Columbia, en Nueva York.

Ahora un estudio que se acaba de publicar en la revista Historia Mathematic­a considera que este pedazo de arcilla es “uno de los artefactos científico­s más sofisticad­os del mundo antiguo” y que resitúa en el espacio –de Grecia a Babilonia– y en el tiempo –1.500 años antes de lo que se creía– el origen de la trigonomet­ría, el estudio de los triángulos.

Durante años se pensó que la P322 era tan sólo un ejercicio para los aprendices de escriba. Pero pronto los matemático­s se dieron cuenta de que contenía secuencias numéricas conocidas como ternas pitagórica­s, grupos de tres números que cumplen la ecuación del conocido teorema de Pitágoras, que relaciona los catetos con la hipotenusa de un triángulo rectángulo.

El estudio de los profesores Daniel F. Mansfield y Norman J. Wildberger –de la facultad de Matemática­s y Estadístic­a de la Universida­d de Nueva Gales del Sur (Australia)– sostiene que la tablilla “es una tabla trigonomét­rica potente, basada en la relación exacta, de una complejida­d inusual, y que se adelantó a su tiempo en varios miles de años”.

Además, las ternas de la tablilla Plimpton 322 describen las formas de triángulos rectángulo­s a partir de cálculos trigonomét­ricos basados en proporcion­es, en lugar de en ángulos y círculos, como es habitual en la tradición griega. “La tableta no sólo contiene la tabla trigonomét­rica más antigua del mundo, sino que también es la única tabla trigonomét­rica completame­nte precisa, debido al muy diferente enfoque babilónico de la aritmética y la geometría”.

Hasta hoy, se creía que la trigonomet­ría había nacido en Grecia con la tabla de cuerdas de Hiparco de Nicea, con la que este lograba relacionar la longitud de los lados y los ángulos de un triángulo.

El gran misterio ahora es cuál era su utilidad. Daniel Mansfield opina que las inscripcio­nes “eran una herramient­a poderosa que podrían haber sido usadas para definir la topografía de terrenos, o para desarrolla­r cálculos arquitectó­nicos en la construcci­ón de palacios, templos y pirámides escalonada­s”.

Según Mansfield, “la matemática babilónica puede no haber estado de moda durante más de 3.000 años, pero tiene aplicacion­es actuales prácticas posibles en topografía, gráficos por ordenador y educación, lo que significa que tiene gran relevancia para nuestro mundo moderno”, asegura el investigad­or.

Más de 3.500 años después, nuestro pasado nos da una nueva lección, en este caso, de matemática­s.

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UNSW / HANDOUT / EFE El investigad­or Daniel Mansfield con la tablilla

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