Cómo silenciar a Trump
Arranca una campaña para forzar a Twitter a cerrar la cuenta de Trump.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha hecho de Twitter su principal medio para comunicar a los ciudadanos de Estados Unidos –y al mundo– sus ideas y sus iniciativas políticas, pero también amenazas a periodistas, medios de comunicación y a algún que otro líder extranjero. Es lo que hizo recientemente con el norcoreano Kim Jong Un, a quien amenazó con un ataque nuclear.
Evidentemente, la contestación a todas estas diatribas presidenciales ha sido contundente, tanto fuera como dentro de la red social. Primero por no usar la cuenta oficial del presidente del país –@POTUS–, que sí usó Barack Obama, y en segundo término por el tono y el contenido de sus tuits, aspectos en los que muchos dicen que se demuestra tanto la incapacidad política de Trump, como su gusto por sostener ideas peligrosas.
Una de estas personas es Valerie Plame, que la semana pasada puso en marcha una campaña de financiación colectiva en internet para recaudar 1.000 millones de dólares para comprar acciones de Twitter suficientes como para tener la fuerza necesaria para obligar a la compañía a cerrar la cuenta de Trump.
Plame es un vieja conocida de la política estadounidense. Fue una agente secreto de la CIA hasta que en el 2003, el gobierno de George W. Bush la desenmascaró para desacreditar a su esposo, John Wilson, exembajador en Irak, que había criticado la decisión de Bush hijo de invadir ese país. Plame abandonó la agencia en el 2005.
En su página de Gofundme.com, Plame fundamenta su esfuerzo en el hecho de que “Donald Trump ha hecho muchas cosas horribles en Twitter. Desde envalentonar a los supremacistas blancos hasta promover la violencia contra periodistas, sus tuits dañan al país y ponen a las personas en peligro. Pero amenazar con la guerra nuclear a Corea del Norte las lleva a un peligroso nuevo nivel. Ha llegado la hora de hacerlo callar”.
Dejando de lado que de momento Plame lleva recaudados poco más de 73.000 dólares –aportados por casi 2.500 personas–, el valor actual de Twitter en bolsa es de 12.286 millones de dólares. Eso quiere decir que para hacerse con el 51% de las acciones de la compañía debería contar con algo más de 6.000 millones de dólares. Eso sí, con una participación de 1.000 millones de dólares, la exagente rebotada de la CIA se convertiría en la mayor accionista de la red social, lo que la situaría en una posición de privilegio para ejercer influencia en las decisiones de la empresa. Como a Donald Trump le encanta la combinación entre redes sociales y polémica, la Casa Blanca no tardó en reaccionar. En una declaración por correo electrónico, su secretaria de prensa, Sarah Huckabee Sanders dijo que la baja cantidad recaudada –cuando se emitió el comunicado eran sólo 6.000 dólares– demuestra que al pueblo estadounidense le gusta el uso que el presidente republicano hace de Twitter. “Su ridículo intento de abolir la primera enmienda –la que defiende la libertad de expresión– es la única violación clara, y la única expresión de odio e intolerancia en esta ecuación”, decía el comunicado.
Si no consigue el dinero, Plame ha dicho que donará lo recaudado a Global Zero, un movimiento internacional a favor de la eliminación de los arsenales nucleares, entre cuyos líderes se encuentra el expresidente del Gobierno español José María Aznar.
Pero a Valerie Plame le ha salido “competencia amistosa” y, en la misma plataforma de micromecenazgo, ya hay otra campaña de recaudación en marcha con el mismo propósito. Con el eslogan de “Veo tus mil y subo mil más”, el objetivo es mucho más ambicioso, pues aspira a recaudar 2.000 millones de dólares. Sólo lleva acumulados 213 dólares, y en el más que probable caso de no lograr el objetivo, planea donar el dinero a “a las personas de color transexuales y otros proyectos”, explican los promotores de esta segunda iniciativa para cerrarle la boca, en Twitter, a Donald Trump.
Para tener la mayoría en la red social, Valerie Plame necesitaría recaudar más de 6.000 millones de dólares