El ‘Harvey’ se ceba con el epicentro del negacionismo climático
El huracán desborda los embalses de Houston, que declara el toque de queda
El lento paso del huracán Harvey ha puesto en jaque a Houston con las inundaciones y a las campañas negacionistas del cambio climático alentadas por los emporios petroleros con sedes en la ciudad.
“Ahora le toca a Houston”, dice Chloe, dependienta de la librería Hudson del aeropuerto de Nueva Orleans. Perdió su casa entera hace 12 años, cuando el huracán Katrina dejó miles de cadáveres flotando en las calles de la cuna del jazz. En las estanterías, el título más destacado esta semana es A drowned city (Una ciudad ahogada), un libro-cómic sobre el Katrina, recordado ya como el principio del fin de la presidencia de George W. Bush. “¿Qué le vamos a hacer? Son cosas de la naturaleza”, resume Chloe.
Es un comentario que produciría satisfacción en las sedes de las multinacionales energéticas, desde Chevron o ConocoPhillips hasta la eléctrica Direct Energy, en Houston, la capital petrolera de Estados Unidos. Una tercera parte de sus barrios ahora se encuentra bajo el agua con 30.000 personas ya alojadas en centros habilitados como refugio. A fin de cuentas, Houston, la cuarta ciudad de EE.UU., de unos seis millones de habitantes, ha sido el centro neurálgico de las campañas negacionistas diseñadas para convencer a los estadounidenses de que esos apocalípticos actos de la naturaleza nada tienen que ver con el negocio de las energías fósiles.
Chevron y ExxonMobil, cuyos rascacielos dominan el skyline de la ciudad inundada, así como las filiales del emporio petrolero de los hermanos Koch en el complejo petroquímico en las afueras industriales, han gastado miles de millones de dólares en la fabricación de pseudociencia destinada a ocultar el papel de los gases de efecto invernadero en el cambio climático. El Institute for Energy Research (Instituto de Investigación sobre Energía, IER) un poderoso think tank de Houston, se ha empleado a fondo para minimizar el papel del cambio climático en los fenómenos extremos como el huracán Harvey. Su director, Thomas Pyle, asesor en el departamento de Energía en la Administración Trump, ha sido una figura clave en la decisión de salir del acuerdo de París sobre el cambio climático. El texano Rex Tillerson, expresidente de ExxonMobil y ahora secretario de Estado de Trump, es de la corriente más pragmática del negacionismo, pero rechaza el consenso científico. “Yo llevo décadas trabajando en esto y nos han atacado constantemente por explicar la ciencia”, dice Ken Kunkel, un experto en huracanes de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), cuyo presupuesto será recortado el 16% por órdenes de Trump. “Es una frustración inmensa porque no se están haciendo los preparativos necesarios”, cuenta en una entrevista telefónica. Cita como ejemplo el hecho de que sólo el 30% de los propietarios en Houston tienen seguro contra las inundaciones. Esto pese a que el crecimiento vertiginoso de la población –un 12% en los últimos seis años– ha supuesto la construcción de miles de viviendas en urbanizaciones de chalets sobre las tierras pantanosas de una red de bayous (pequeñas lagunas) y riachuelos. Kunkel y otros expertos en el área climática han intentado aprovechar el momento para explicar con pelos y señales el peligro. “Hace 34 años que registramos subidas constantes de la superficie de los océanos en el hemisferio norte, como en el golfo de México. Los huracanes se alimentan de la evaporación y esto dispara la precipitación”, explicó. La lluvia caída sobre Houston en la ultima semana es un récord histórico –56 trillones de litros de agua– equivalente a casi 20 veces lo que el río Misisipi descarga en 24 horas. Ha caído en una semana una cantidad de agua superior a la lluvia de un año entero. Otro experto, Michael Mann, del Centro de Ciencia sobre Sistemas de la Tierra de Pensilvania, escribió en su blog: “Es un hecho; el cambio climático hizo más letal el Harvey”.
El problema no es sólo la falta de prevención, sino también la escasa capacidad de respuesta. Aunque el presidente se comprometiese durante su visita a Texas el martes a proporcionar todos los recursos fe-
EN LUISIANA “¿Qué le vamos a hacer?; son cosas de la naturaleza”, dice una afectada del ‘Katrina’ 56 TRILLONES DE LITROS Récord de lluvia en Houston: casi 20 veces lo que el Misisipi descarga en 24 horas
derales para la reconstrucción, una de sus primeras medidas como presidente fue anunciar una reducción del presupuesto de la agencia federal de gestión de emergencias (FEMA) en unos 600 millones de dólares. Trump propuso fuertes recortes a los guardacostas que han rescatado a más de 3.400 personas desde el inicio de las inundaciones en Houston. Sólo llegar a la Casa Blanca, anuló un decreto presidencial de Barack Obama a favor de elevar el presupuesto para la infraestructura de defensa de las costas ante las previstas subidas del nivel del mar.
Esto responde a una ideología republicana opuesta al Estado federal cuyo cuartel general, al igual que el del negacionismo, es Houston. Tras el desastre provocado por el huracán Sandy en Nueva York en el 2012, republicanos texanos en el Congreso se negaron a aprobar el paquete de apoyo federal a las comunidades afectadas. Ayer, diversos representantes demócratas en el Congreso comentaron que no harían lo mismo ahora que el estado inundado es Texas.
Hay algunas señales de que el negacionismo puede estar resultando menos convincente con Donald Trump en la Casa Blanca. El 45% de los estadounidenses dicen estar muy preocupados por el cambio climático frente al 37% de hace un año. El huracán Harvey seguramente subirá la cifra todavía más. Pero no hay muchos indicios en las sedes de Houston de que se pretende aprender la lección del
Harvey. John Pyle, del IER, autor de un informe de dudosos fundamentos científicos que fue utilizado para justificar la retirada de las ayudas a las renovables en España, hasta desafió a los demócratas: “No me extraña que aprovechen el huracán Harvey para defender su agenda política, pero no va a funcionar”.
A fin de cuentas, Texas suministra una cuarta parte del petróleo a EE.UU., principalmente extraído en las plataformas del golfo que han resistido los embistes del Harvey con mas éxito que las maltrechas urbanizaciones de Houston. La defensa de Trump del viejo modelo energético frente a las renovables es una garantía para el futuro empresarial de Houston, aunque no lo sea para sus habitantes.
“Houston ante todo es el símbolo del amor entre EE.UU. y los combustibles fósiles”, dice Brian Black, autor de Energía y sociedad, de la Universidad de Pensilvania. “Dudo de que se llegue a hacer la conexión entre el desastre y el cambio climático”.
IDEOLOGÍA REPUBLICANA Lo primero que hizo Trump fue recortar 600 millones al centro de emergencias EN EL 2012 Republicanos texanos se negaron a ayudar a las víctimas del ‘Sandy’