Electropop caribeño
Los colombianos Bomba Estéreo presentan hoy en Razzmatazz su flamante álbum ‘Ayo’
Los colombianos Bomba Estéreo, que llevan más de diez años agitando la escena musical local e internacional con clase, ritmo, electrónica y discurso, aterrizan en Razzmatazz con su música bailable, de letras comprometidas y brillantes y una puesta en escena polivalente.
Los colombianos Bomba Estéreo llevan más de diez años agitando la escena musical local e internacional con clase, ritmo, electrónica y discurso. Fueron, por méritos más que propios, uno de los grandes inventores de la electrocumbia y arrasaron a su paso por el Sónar de Día del 2015. Desde entonces se han dejado caer en un par más de ocasiones en la ciudad, y hoy lo volverán a hacer (Razzmatazz, 21 horas) convertidos en sinónimo de música con gancho bailable, letras con tesis y brillantes puestas en escena para un amplio tipo de público.
Precisamente entre esta legión de admiradores del grupo se puede sumar a Barack Obama. De uno de los temas del penúltimo álbum Amanecer (2015), titulado Soy yo, se hizo un vídeo protagonizado por una niña de once años y que daba vida al mensaje de la canción, que gira en torno “a la aceptación y a entender a la gente y no criticarla por lo que es o aparenta ser”, dice Simón Mejía, líder y fundador del combo. El vídeo, con su bailable música, fue visionado por el entonces presidente de Estados Unidos el pasado otoño en plena campaña electoral y tal fue el impacto, que la pareja presidencial insistió en conocer personalmente a su joven protagonista, la costarricense Sarai González. Aunque el convite no se hizo extensivo a los responsables directos de la canción –el citado Mejía y la cantante Li Saumet– estos ya se dieron más que satisfechos, dada la impresionante promoción que supuso para el grupo y sus canciones aquel suceso (más de 25 millones de reproducciones en YouTube).
Otro efecto muy positivo de ese vídeo es que “fue visto por muchos niños pequeños que conectaron muy bien con el mensaje de las imágenes, también en Colombia, en donde el bullying es un fenómeno preocupante en muchas escuelas”, enfatiza.
Simón Mejía, alma mater e ideólogo del proyecto musical, se ríe cuando se le pregunta cual hubiese sido su reacción si el interés por ese vídeo lo hubiese mostrado el actual inquilino de la Casa Blanca: “¡Si ocurriese eso, sacaría la canción de la circulación y replantearía mi carrera artística! Pero lo importante es que la niña del vídeo se convirtió en un icono para todos los latinos en Estados Unidos que no iban a votar a Donald Trump, que desafortunadamente luego ganó, y que fue algo asombroso para cualquier persona del mundo”.
La formación latinoamericana está presentando estas semanas por algunos escenarios europeos las adictivas virtudes de Ayo (Sony), su nuevo álbum que se podrá a la venta a mediados de septiembre. “En estos conciertos tocamos íntegramente el nuevo álbum y en el mismo orden, y después también repasamos algo de discos anteriores”, cuenta Mejías, que estará en el escenario como es habitual junto a Saumet y arropado por otros tres músicos. Después del periplo europeo, acompañarán a los Arcade Fire –su líder Win Butler es otro confeso fan del combo latino– como teloneros en su gira latinoamericana con un par de fechas en Estados Unidos. “Es un sueño para nosotros que un grupo como ellos se hayan fijado en una banda colombiana”, confiesa agradecido.
Si hay algo que caracteriza la propuesta que hay detrás de Bomba Estéreo es, por una parte, la reivindicación y la multiculturalidad que impregnan sus letras y, por la otra, la irrefrenable y contagiosa fusión que ofrecen de ritmos autóctonos, caribeños y africanos con argamasa de electrónica, pop y rap. “En el nuevo disco hay un par de canciones que siguen esa línea reivindicativa de Soy yo; queremos decir cosas en un mundo que está viviendo una época muy difícil, donde el racismo, la discriminación y juzgar al prójimo está creando unas barreras y una violencia nunca antes vistas. No sé, hemos de crear armas para combatir este oscurantismo que nos rodea y que parece que es imparable”, sostiene el músico. “La humanidad desgraciadamente ha ido creciendo en torno a discriminaciones religiosas y raciales que aún hoy siguen vigentes”.
Con todo, musicalmente en el nuevo álbum hay como una vuelta sonora a los orígenes de la banda, “sí, incluido tocar algunos instrumentos que habíamos abandonado desde nuestros primeros discos, y también en la misma manera de componer, donde se ha hecho un esfuerzo por ser más minimalista. No sé, después de nuestra anterior obra, Amanecer, que estilísticamente fue como algo muy grande y con una vocación de llegar a todos los sitios, hemos recuperado algunos ritmos muy nuestros como la cumbia, tonalidades del Caribe o la propia champeta, que a la gente le puede recordar al reguetón pero que es mucho más anterior. La idea que teníamos, que tenemos, era volver a esos orígenes para no perder la esencia y no convertirnos en una banda más de electrónica o de pop”.
Y al final todo confluye en el Caribe, uno de los ejes planetarios de la actual música actual. “Lo que une a la música caribeña, que es impresionante, es África; incluido el reguetón, que es interesante a nivel de ritmo, aunque algunas de sus letras tienen un machismo estúpido”.