Francisco volverá a Asia en otoño para visitar Birmania y Bangladesh
Como buen jesuita, Francisco siente una fuerte llamada a evangelizar Asia. El Papa argentino, siempre muy atento a las periferias del catolicismo, viajará este otoño a Birmania y Bangladesh, países ambos donde los cristianos son unas minorías testimoniales.
Después de unos meses de julio y agosto relativamente tranquilos en Roma –sin ninguna visita al extranjero como sucedió en años precedentes–, Jorge Mario Bergoglio volverá a hacer la maleta. El próximo miércoles volará a Colombia. Su estancia de cinco días en el país sudamericano es importante para apuntalar el acuerdo de paz entre el Estado y la guerrilla de las FARC, que justo estos días se transforma en partido político.
El 27 de noviembre el destino será Birmania, excolonia británica, donde el 89% de la población es budista. Justamente el pasado domingo, en el ángelus, Francisco expresó su solidaridad con sus “hermanos rohinyás” (minoría musulmana que sufre persecución violenta). Sólo el 4% de los birmanos son cristianos. Será la primera vez que un obispo de Roma visita el país. La Santa Sede y Birmania establecieron relaciones diplomáticas poco después de la visita a Roma de Aung San Suu Kyi, la premio Nobel de la Paz, quien es consejera de Estado y ministra de Asuntos Exteriores.
La etapa de Bangladesh llegará inmediatamente después de Birmania, del 30 de noviembre al 2 de diciembre. La populosa nación asiática, que se independizó de Pakistán en 1971, después de una guerra, ya recibió la visita de Pablo VI y de Juan Pablo II. De sus 170 millones de habitantes, el 88% son musulmanes. El islam es la religión de Estado. Los católicos representan apenas el 1%.
Será el tercer viaje a Asia durante este pontificado. Francisco, que está evitando ir a bastiones históricos del catolicismo como España, estuvo en Corea del Sur, en el 2014, y en Sri Lanka y Filipinas, en el 2015. Los católicos están en fuerte crecimiento en Asia. El sueño de Bergoglio sería viajar a China. Se están dando pasos prudentes en esa dirección, gracias a la paciencia y la habilidad diplomática del secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin. El acercamiento, de momento, es cultural, a la espera de que el resto vaya llegando después, poco a poco. En la estrategia asiática desempeña un papel destacado el arzobispo de Manila, el cardenal Luis Antonio Tagle –de abuelo chino–, un hombre muy inteligente y mediático, formado en Estados Unidos, que ya figuró como papable en el último cónclave.