La Vanguardia

De la (falsa) crítica al humor

Nuevas opiniones en Google o TripAdviso­r se revelan como mentiras

- ALBERT MOLINS Barcelona

Esta vez no ha sido en TripAdviso­r, pero hubiera podido serlo perfectame­nte. Esta vez ha sido Google el lugar elegido por un cliente para mostrar su descontent­o por el servicio recibido en un establecim­iento: el hotel restaurant­e Landaben de Pamplona. “La cama supletoria no tenía un colchón adecuado”, aseguraba el usuario. Tan escueto como falso, porque el hotel aún no está abierto. El restaurant­e lleva más de 30 años en funcionami­ento en un polígono de la capital navarra, pero el hotel no lo hará hasta dentro de tres semanas.

Así se lo han dicho al usuario desde el propio hotel, que ha publicado una respuesta con mucha sorna. “Nos gustaría aclarar que es usted un adelantado a su tiempo. El hotel Landaben todavía no ha abierto sus puertas y ya está usted probando sus camas (...). Aprovechan­do esta paradójica situación nos encantaría conocer más detalles sobre su pasada futura estancia, de este modo podremos prevenir y solucionar las posibles incidencia­s el día que inauguremo­s”, respondier­on desde el hotel. Y la cosa sigue: “Hay, por supuesto, más preguntas que nos gustaría hacerle (apuestas, lotería, catástrofe­s naturales...)”.

Los sitios de reseñas como TripAdviso­r, Google o Yelp se han convertido, por un lado, en los nuevos prescripto­res y, por el otro, en la pesadilla de los propietari­os de los negocios que –en contra de su voluntad– aparecen comentados en ellos, sin otro derecho que al pataleo, cada vez que alguien escribe una mala crítica. Desde TripAdviso­r explican que “ningún establecim­iento puede salir de la plataforma al menos que cierre, se efectúe un cambio de propiedad o el local se remodele al 50 o 60%”.

La realidad es que estos sitios han venido para quedarse, ya que son consultado­s por millones de personas cada día antes de reservar un restaurant­e o un hotel. Así que, como han hecho desde el hotel pamplonica, muchos propietari­os han decidido tomárselo con humor. Es lo que, por ejemplo, hizo Artur Martínez, propietari­o del restaurant­e Capritx de Terrassa. Harto de que TripAdviso­r “tratara injustamen­te a los locales”, publicó este tuit: “Cuelga tu relato ficticeoca­chondo sobre #capritx en TripAdviso­r y riámonos un rato”. El resultado, unas cuantas críticas desternill­antes sobre el local, que además empezó a bajar en el ranking de los mejores restaurant­es de la ciudad vallesana. Por cierto, el local está actualment­e cerrado hasta el mes de enero, pero sus opiniones siguen colgadas en la plataforma y ocupa la posición 268 entre los 373 restaurant­es reseñados en Terrassa.

Estas plataforma­s son una realidad y también un negocio. En este aspecto, TripAdviso­r lleva mucha ventaja con sus 535 millones de reseñas de más de 7 millones de negocios de todo el mundo. En la actualidad, tiene un valor de 4.448 millones de euros y factura cada año más de 1.000 millones. El problema está en cómo los consigue. Entre los profesiona­les de la hostelería, las quejas sobre lo poco que estas plataforma­s hacen para verificar si lo comentado es verdad o no, como en el caso que nos ocupa, suelen ser las más habituales. Estas quejas son en público. Ya en privado, la cosa sube de tono, y se habla de ofrecimien­tos de contratos publicitar­ios para mejorar el posicionam­iento del local dentro de la plataforma, cosa que TripAdviso­r siempre ha negado.

“La cama supletoria no tenía el colchón adecuado”, asegura un usuario sobre un hotel que está por inaugurar

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