La danza de la vida
La presencia de Wim Wenders ha sido determinante en la producción de este peculiar biopic sobre María Nieves Rego y Juan Carlos Copes, considerada la mejor pareja de bailarines de tango durante más de cuatro décadas. Formaban pareja tanto en la vida real como sobre el escenario, aunque su relación amorosa no tardó en hundirse a causa de las infidelidades de él. Sólo convivían sobre el escenario. Danzaban pero no se hablaban. Todo ello queda reflejado de manera exhaustiva en este documental donde se confirma que la vida real puede ser la más apasionante de las ficciones. Borges dictó cuatro conferencias sobre el tango reunidas luego en un libro. Según explicaba, el tango “surge en los mismos lugares en que surgiría, pocos años después, el jazz en Estados Unidos; es decir, de las casas malas, de los prostíbulos”. Con su proverbial causticidad, Borges dictaminaba: “Como dicen en Brasil, el tango es el lamento de los cornudos”.
De origen terriblemente humilde, hija de un padre maltratador y una madre analfabeta, María Nieves Rego nunca tuvo una muñeca con la que jugar, solo botellas a las que vestía con trapos. A los nueve años ya se vio obligada a realizar sus primeras faenas como criada y cuando tenía trece conoció a Juan Carlos Copes, que era tres años mayor que ella. Se amaron, se divorciaron y se odiaron. Sólo el éxito y la fama les hizo seguir actuando, llevándoles hasta Broadway. El recuerdo de Fred Astaire y Ginger Rogers resulta inevitable. Argentino residente en Alemania, Germán Kral ha logrado finalmente colocar ante la cámara indiscreta a ambos octogenarios, culminando así un proyecto largamente acariciado.
La combinación de imágenes reales y otras con intérpretes que recrean a los protagonistas en su juventud y primera madurez, resulta ejemplar. Kral consigue escenas repletas de dramatismo y también de sentido del humor. Especialmente por el punzante sarcasmo de María Nieves Riego, que en un momento de la película declara: “Al hombre hay que usarlo y tirarlo”. Su desengaño fue terrible, porque él sólo ansiaba triunfar y el sueño de ella era “tener un hogar con hijos”.