Crónicas de Barcelona
Cumplió 72 años el pasado 25 de julio, pero sigue encadenando película tras película, afrontando el riesgo como productor y director. Ventura Pons tal vez debería tomarse algún descanso, pero ya sabemos que es incombustible y sigue empeñado en rodar una o dos películas anuales, casi siempre con la ciudad de Barcelona como elemento básico y escenario capaz de albergar situaciones y personajes a menudo previsibles, aunque también sorprendentes en ocasiones. Después de Cola, Colita, Colassa (Oda a Barcelona) y Oh, quina joia!, traslada en imágenes los recuerdos y anécdotas vecinales que conoció durante los 21 años en que residió en un edificio de la calle Casp, próximo a la estatua de Rafael de Casanova.
Como no podía ser de otro modo, Sabates grosses es una comedia coral en la que reaparecen rostros habituales en las producciones de Ventura Pons. Empezando, naturalmente, por Joan Pera, uno de sus comediantes predilectos. En esta ocasión su personaje (muy a lo Paco Martínez Soria) es el de un aristócrata arruinado, que guarda las apariencias y que incluso estuvo varios meses en la cárcel por un desfalco. Adscrito a la extrema derecha, tiene una hija independentista (Roser Vilajosana) y él es un católico fervoroso, que ahora incluso sustrae por necesidad algún dinerito de los cepillos de la iglesia cuyo párroco (un desmadrado Pedro Ruiz) es proclive al bailoteo. Este canto a la Barcelona plural y receptiva de otras culturas resulta un tanto repetitiva y cabe esperar que la nueva película de Ventura Pons, Miss Dalí, protagonizada por la veterana y admirada Claire Bloom, suponga un cambio de rumbo. / Ll. Bonet M.