La rosa socialista de las FARC
La exguerrilla mantiene las siglas en su salto a la política como partido
Puede ser un símbolo de normalidad democrática o puede deberse a que Colombia lleva meses instalada en una eterna campaña para las elecciones del año próximo. Pero lo cierto es que la paz ya está descontada y lo que hace la exguerrilla de las FARC va quedando en un segundo plano en los medios de comunicación del país, que estos días dedican espacio, sobre todo, a dos temas: la inminente llegada del papa Francisco y la Vuelta Ciclista a España, donde participan doce colombianos.
Y ayer se añadía el pobre empate a cero de la selección cafetera ante el farolillo rojo, Venezuela, en la liguilla clasificatoria para el mundial de fútbol de Rusia. El principal diario del país, El Tiempo, destacaba el partido en su portada de ayer, pero no había ni rastro de otro partido, el de las FARC, cuyo nombre fue anunciado a última hora del jueves por la antigua organización revolucionaria, que acaba de celebrar su congreso fundacional en Bogotá, lejos de la clandestinidad e ilegalidad de no hace mucho tiempo.
El partido político de los exguerrilleros mantendrá las mismas siglas pero en lugar de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia significarán Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Finalmente se han impuesto razones de marketing para no despistar al elector, a pesar de las connotaciones violentas que seguirá teniendo ese acrónimo. Eso sí, desaparecen las siglas EP (Ejército del Pueblo), que oficialmente la organización guerrillera mantenía separadas por un guión a continuación de FARC.
El anuncio se hizo en el Centro de Convenciones de Bogotá, donde tuvo lugar el congreso en que participaron un millar de exguerrilleros, tras una votación donde el mantenimiento del histórico acrónimo se impuso por 628 votos a una segunda opción, Nueva Colombia, que logró 264 sufragios. Esta alternativa era sólo una de las que se barajaron en los últimos meses y que el máximo líder del grupo, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, llegó a someter a votación en una encuesta en su cuenta de Twitter. Junto a FARCEP y Nueva Colombia también figuraban en el sondeo otros dos nombres: Esperanza del Pueblo y Nuevo Partido.
Al mismo tiempo fue presentado el logotipo de la nueva formación, una sorprendente rosa roja, similar al emblema que usan muchas organizaciones socialistas del mundo. La salvedad es que lleva una estrella revolucionaria en el centro de la flor. El logo se asemeja mucho al del PSOE, pero también al de los socialistas argentinos o portugueses.
El congreso fundacional finalizó el jueves, pero ayer la nueva formación política celebró un concierto en la emblemática plaza Bolívar de Bogotá para lanzar oficialmente su andadura democrática. Hace menos de un año hubiera sido impensable que las FARC organizaran a cara descubierta un actividad en la plaza Bolívar, símbolo del poder colombiano, alrededor de la cual se concentran el parlamento, el Palacio de Justicia, el Ayuntamiento de la capital y la catedral; y que se halla a unos pasos de la Casa de Nariño, el palacio presidencial.
Los acuerdos de paz de La Habana establecen que el partido político fundado por las FARC tendrá garantizados cinco escaños en el Congreso y cinco en el Senado durante las dos próximas legislaturas, aunque no alcancen el mínimo de votos exigido. No obstante, este es uno de los puntos que los detractores de los acuerdos recurrieron ante el Tribunal Constitucional, que aún no se ha pronunciado al respecto.
Las próximas elecciones legislativas están fijadas para el 11 de marzo de año que viene y la dirección de FARC ya piensa en candidatos mediáticos como senadores o diputados. Uno de los nombres que trascendió que había sido sondeado fue el del exportero de fútbol René Higuita, todo un mito en el país, quien, no obstante, rechazó públicamente
Los acuerdos de paz de La Habana aseguran a las FARC representantes en el Congreso y el Senado
la oferta, aunque la agradeció. En cuanto a las elecciones presidenciales, que se celebrarán el 27 de mayo del 2018 para escoger al sucesor de Juan Manuel Santos, los líderes exguerrilleros ya adelantaron que no presentarán un candidato propio, sino que se sumarán al que apoyen la mayoría de formaciones izquierdistas. Hasta el momento, los sondeos avalan como favorito al exvicepresidente de Santos, el también conservador Germán Vargas Lleras, que en marzo pasado abandonó el cargo para postularse a la presidencia.
No obstante, una reciente encuesta realizada por el instituto Gallup en las cinco principales ciudades de Colombia señala que las FARC, una vez desmovilizadas, cuentan con un apoyo mayor que la media de los partidos tradiciones. Eso sí, en ambos casos el rechazo es amplio. Mientras las FARC tenían una imagen negativa del 84%, los partidos políticos aún la superaban, con el 87%.
El proceso de paz que ha vivido Colombia, y que motiva la visita del papa Francisco, está siendo vertiginoso. Ni siquiera hace un año que el 24 de noviembre se firmaron los acuerdos de La Habana en el teatro Colón de Bogotá, muy cerca de la plaza Bolívar donde ayer las FARC se transmutaron en partido político. En estos meses se produjo la concentración de guerrilleros y su desmovilización, la entrega de las armas –que concluyó hace quince días– y el traspaso de los fondos conseguidos ilegalmente por el grupo marxista durante medio siglo de actividad insurgente. Sin embargo, el sector que representa el expresidente Álvaro Uribe sigue cuestionando tanto algunos puntos de los acuerdos, que deberá resolver el Constitucional, como la veracidad de la nueva actitud pacífica de las FARC. Por ejemplo, los uribistas insisten en que los exguerrilleros aún controlan tres centenares de zulos con armamento. A pesar de todo, en su nueva fase política y democrática, los exguerrilleros se muestran conciliadores incluso con Uribe. “Vamos a tener diálogo con Uribe. Por supuesto, hemos dicho que estamos dispuestos a hablar hasta con el diablo para hacer la paz en este paso”, declaró ayer Jorge Torres, alias