Fuerte aplauso
De todas las empresas del Grupo Godó, la que mejor practica el entusiasmo corporativo es RAC1. En La Vanguardia, quizás a causa del respeto que impone la cabecera, se ejercen liturgias más sobrias y 8TV está construyendo una nueva identidad mientras algunos de sus viejos colaboradores vagan, a la
margalliana manera, por el espacio exterior. RAC1 presentó temporada en Igualada con la bandera del programa de máxima audiencia del país. ¿La actitud? La del chiste de Eugenio: “Tito, cap a
Igualada!”.
El formato gala obligó a Joan Lluís Garcia a repetir: “¡Un fuerte aplauso!” hasta el paroxismo. Allí estuvo toda la plantilla titular, incluido el nuevo (gran) fichaje, Agnès Marquès, que aportará voluptuosidad y rigor a la antena. Como le pasó al mejor Barça de la historia, la mejor RAC1 tendrá que preservar su patrimonio sin emborracharse de autocomplacencia o de euforia falsamente juvenil. Entre las bajas sentidas, Jair Domínguez y Quim Monzó y entre las altas, Paco Pérez y Cristina Puig.
En Igualada se mantuvo el propósito de preservar esta conexión festiva con los oyentes, que se ha cargado el misterio de cuando las voces no tenían cara. Hoy a los radiofonistas los reconocen igual que si salieran en la tele y esta visibilidad es agradecida para los oyentes y los patrocinadores. Eso contribuye a alimentar el gran mito de la emisora, en manos de su druida hiperactivo Eduard Pujol: La Curva. En principio, La Curva no tiene nada que ver con las curvas en las que se aparecen fantasmas dignos del programa Misteris sino con un marcador permanente del consumo de radio por internet. Este termómetro indica cuántos oyentes están conectados y, según cómo se usa, puede ser más un freno que un aliciente y convertirse, igual que los índice de audiencia de la tele, en droga dura. El lunes, pues, empieza la temporada con El món a
RAC1. Jordi Basté explicó que la tertulia se alargará media hora más pero ya les digo yo que Basté nos vende como tertulia un género mutante que, disfrazado de tertulia, acaba siendo un enorme y adictivo bazar de actualidad, adrenalina y picadillo de hámster con muchas especias. Ah, y el tertuliano que crea que ahora hablará más, que pierda toda esperanza.