Dos estilos que reinventan el papel de primera dama
MELANIA TRUMP Y BRIGITTE MACRON, LAS DOS CONSORTES PRESIDENCIALES CON MAYOR PROYECCIÓN INTERNACIONAL, DESEMPEÑAN SU PAPEL CON ESTILOS BIEN DIFERENCIADOS. LA ESTADOUNIDENSE, ECLIPSADA POR IVANKA TRUMP, SE MANTIENE EN LA SOMBRA, INACCESIBLE A LA PRENSA Y LA
Si hubieran podido sincerarse, con ocasión del paseo en barco que compartieron por el Sena, el pasado 14 de julio, Melania Trump y Brigitte Macron habrían compartido la complejidad de su función y las diferencias con las que una y otra afrontan tanto su presencia en la esfera pública como su indudable capacidad de influir. No hay dos primeras damas en activo con mayor proyección internacional y a la vez personalidades más antagónicas que la estadounidense y la francesa.
Melania, exmodelo de 47 años, tercera esposa del septuagenario Donald Trump, muestra una voluntad manifiesta de ser invisible y pasar de puntillas por un cargo al que algunas de sus antecesoras, como Michelle Obama, Hillary Clinton o sobre todo Eleanor Roosevelt, dotaron de cierto contenido. Brigitte, exprofesora de literatura, de 64 años, es percibida en cambio como una figura imprescindible en el círculo del presidente francés. Los Macron funcionan como un tándem. Cuando Enmanuel Macron era consejero de Economía del gobierno Hollande ella ya asistía a las reuniones de gabinete y fue un apoyo clave durante la campaña electoral. El presidente no ha podido –por limitaciones de la legislación francesa y tras una campaña de recogida de firmas en contra– darle a su es- posa un estatuto oficial de primera dama como quería, un cargo con responsabilidades y sueldo definidos, por lo que Brigitte solo será la consorte del presidente, pero ese es un traje muy estrecho para ella, al que no tardará en abrir las costuras.
La biografía de esta mujer contiene detalles que dan prueba de su determinación. El más conocido es su
Melania deja atrás los desplantes a Trump; ella tiene el poder de suavizar su imagen de monstruo impulsivo
“Desayunamos, yo con mis arrugas y él con su frescura”, bromea Brigitte sobre la diferencia de edad
historia de amor tan poco convencional con Enmanuel Macron, que fascinó a los franceses desde el primer momento. Cuando se conocieron ella era su profesora y tenía 39 años, mientras que él era un adolescente de 15. Las familias, sobre todo los padres de Macron, se opusieron a la relación, pero nada les detuvo, como ambos han explicado en la prensa francesa. “Haga lo que haga, me casaré con usted”, le anunció el joven Enmanuel, a los 17 años. “Yo estaba completamente subyugada por la inteligencia de ese chico y poco a poco venció mis resistencias”, aseguró Brigitte, que en aquella época estaba casada y tenía tres hijos. Los detalles de su vida personal y su relación han sido objeto de intensa atención mediática y comentarios, especialmente la diferencia de edad, que han puesto de manifiesto el savoir faire de la pareja, especialmente ella, para salir al paso con elegancia de los chismorreos y el machismo latente hasta en las sociedades más avanzadas.
Melania Trump también ha mostrado una cierta capacidad para sortear el temporal. La exmodelo, tercera esposa del magnate neoyorquino convertido en presidente, es el personaje más enigmático del universo Trump. Inaccesible a la prensa y la opinión pública, solo en contadas ocasiones Melania ha revelado sus opiniones y no se muestra en absoluto interesada en la política. Ya tuvo un papel muy limitado durante la campaña electoral, como si pusiera el contrapunto a los excesos de su marido, y mantiene ese perfil público discreto como primera dama, eclipsada por su hijastra Ivanka, que es asesora del presidente y tiene oficina en el ala oeste de la Casa Blanca.
Su papel de contrapeso de Donald Trump tiene un gran potencial en opinión de expertos en comunicación como Matt Latimer, que fue escritor de los discursos de George W. Bush, quien aventuró que Melania podría convencer a millones de estadounidenses de que el presidente no es un monstruo solitario, impulsivo y peligroso. La primera dama parece estar ahora en esa línea. Superados algunos tropiezos públicos en materia de imagen por parte de Melania –la tristeza que mostró en la toma de posesión o los desplantes al presidente en sendos viajes a Tel Aviv y Roma antes del verano– que dieron pie a que se hablara de una crisis en el matrimonio, ahora se muestra más dispuesta a ejercer su papel de acompañante de Donald Trump. Los asesores del presidente respiran más tranquilos.
La última muestra de esta nueva estrategia de los Trump de mostrarse como una pareja presidencial es el desplazamiento a Texas, el martes, para visitar la zona afectada por el ciclón Harvey. Salvo el error estilístico de los tacones de Melania, que contrastaban con el calzado informal del presidente, y que luego cambió por unas deportivas blancas, la primera dama cumplió con su papel de acompañante.
Brigitte Macron, en cambio, ha mostrado hasta ahora mayor habilidad en manejar su imagen pública y aprovecha su gran popularidad. “Si un día siento que mi presencia es complicada para su presidencia, me apartaré”, confesó hace dos semanas, en una entrevista a la edición francesa del semanario Elle , en la que hablaba de su papel como primera dama, de su pasado y, cómo no, de su relación con el presidente y abordaba con humor el recurrente asunto de la diferencia de edad: “¿Qué se puede decir? Nada. Claro, desayunamos, yo con mis arrugas y él con su frescura, pero es así”.