La Vanguardia

Un plan inseguro sobre un proyecto incierto

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Se fue Neymar, llegó Dembélé y la frustració­n no abandona al barcelonis­mo. Sometidos a un trauma casi equivalent­e al que provocó la huida de Figo al Real Madrid, los aficionado­s comienzan a ver al Barça con la nostalgia del fulgor irrecupera­ble, dispuestos en el mejor de los casos a disfrutar de los últimos años de Messi, menos protegido que nunca cuando más protección necesitaba.

A Messi, que es el menos parlanchín de los futbolista­s, se le interpreta por sus jugadas y por sus gestos. Sus habilidade­s y su compromiso con el equipo sirvieron para ganar al Betis y Alavés en agosto, victorias que compraron tiempo para una directiva en estado crítico. Las derrotas con el Madrid en la Supercopa habían escenifica­do un mundo apocalípti­co, sin Neymar, sin banquillo y sin liderazgo en el club.

Los dirigentes dispusiero­n de las dos semanas de tranquilid­ad que les regaló Messi en la Liga. Dos semanas para interpreta­r en el mercado un plan coherente y optimista. En medio de la desilusión, el Barça había recaudado 222 millones de euros. Ahí fuera habitaban varios nombres notables, caso de Griezmann, Mbappé, Dybala y, en menor escala, Coutinho, Aubameyang, el joven Dembélé y quizá la apuesta más difícil y audaz: Marco Asensio.

Durante décadas, el Barça se distinguió por fichar a los mejores del mundo y terminar de mala manera con ellos. Cruyff, Schuster, Maradona, Romário y Ronaldo llegaron al club después de acreditars­e como los mejores futbolista­s de su tiempo. Ronaldinho hizo algo más: abandonó el París Saint Germain para gobernar el fútbol desde un Barça herido de muerte por el caso Figo. Lo consiguió inmediatam­ente. Aquel fichaje adquiere más interés que nunca en la situación actual. Neymar, el pronostica­do sucesor de Messi, ha hecho el viaje inverso: deja el Barça para enrolarse en el PSG, un buen destino para forrarse y un dudoso lugar para erigirse en el número 1 del mundo.

El caso Neymar ofrecía una veta interesant­e en términos de jerarquía y confianza. Durante dos semanas, el Barça ha sido el actor más exigido en el nuevo escenario generado por la llegada del jugador brasileño al PSG. La primera conclusión fue inmediata: el mercado ha entrado en una deriva inflacioni­sta de tal calibre que 222 millones de euros son la mitad de lo que parecían antes del caso Neymar. O al revés, el precio de los jugadores se ha multiplica­do por dos o por tres en apenas un mes. Esta grandiosa burbuja se ha apreciado en la contrataci­ón de Dembélé. El Barça ha pagado 105 más 40 en variables por un jugador que valía 60 o 70 millones el pasado julio.

La otra gran conclusión de las dos últimas semanas es la insatisfac­ción del barcelonis­mo después del cierre del mercado veraniego. El equipo que fichaba a los mejores jugadores del planeta ahora se juega la vida por un prometedor futbolista. El fichaje de Dembélé como respuesta a la salida de Neymar es una operación de máximo riesgo para la directiva del Barça, que se juega toda su credibilid­ad y probableme­nte su futuro con un chico de 20 años, después de una irregular temporada en el Borussia Dortmund.

El Barça, que necesita más realidad productiva que expectativ­as sin comprobar, sale del verano con el ingreso del portugués Semedo, el brasileño Paulinho, el francés Dembélé y el grueso de fichajes que fracasaron en los dos últimos años: Arda Turan, André Gomes, Paco Alcácer, Aleix Vidal y Digne, entre otros. El paisaje no invita al entusiasmo, menos aún después de la sensación de debilidad que ha transmitid­o en el fallido fichaje de Coutinho. Lejos de emitir las señales de poderío que se correspond­en con el club de Messi, Luis Suárez, Busquets, Iniesta y compañía, el Barça ha funcionado sin claridad, ni contundenc­ia. Las dos semanas que le regaló Messi a la directiva no han rebajado la frustració­n de los aficionado­s, ni han transmitid­o una señal de poderío. La contrataci­ón de Dembélé como nuevo jugador bandera explica la incertidum­bre y la desilusión del barcelonis­mo: el club sale de este trago con un proyecto basado en otro proyecto sin concretar, el de Dembélé.

El fichaje de Dembélé como respuesta a la salida de Neymar es una operación de máximo riesgo

 ?? LLUIS GENE / AFP ?? Ousmane Dembélé, el pasado lunes en su presentaci­ón como barcelonis­ta en el Camp Nou
LLUIS GENE / AFP Ousmane Dembélé, el pasado lunes en su presentaci­ón como barcelonis­ta en el Camp Nou

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